Nell (1994)

“Nell” (1992) es una película que se instala en la mente como una niebla persistente, una sensación inquietante que se aferra a la memoria mucho después de que los créditos finales hayan pasado. Jodie Foster, en una actuación absolutamente impecable, no solo interpreta a una mujer misteriosa, sino que encarna un ser marginal, una anomalía existencial que desafía la lógica y la comprensión. La película, dirigida por Michael Mann, logra crear un atmósfera de aislamiento visceral, un entorno claustrofóbico que refleja tanto el estado interno de Nell como la soledad de su existencia en el corazón del bosque.

Mann, conocido por su maestría en la dirección de thrillers y películas de crimen, demuestra aquí una notable habilidad para el suspense psicológico. La película se construye lentamente, con una deliberada lentitud que intensifica el misterio que rodea a Nell. El uso del sonido, particularmente el viento y los crujidos de la madera, es magistral, generando una tensión constante que anticipa cualquier peligro, real o imaginado. No se busca la acción espectacular, sino la construcción de la atmósfera, la exploración de la soledad y la gradual revelación de la historia de Nell.

La actuación de Foster es, sin duda, la piedra angular de la película. Ella no recita; *vive* a través de Nell. Su interpretación es sutil, llena de matices que van desde la vulnerabilidad extrema hasta un brillo de inteligencia y, en algunos momentos, incluso de humor negro. La forma en que Foster transmite la falta de lenguaje verbal, la dificultad para comunicarse y la necesidad desesperada de conexión es conmovedora y profundamente humana. Sus gestos, sus miradas, su forma de moverse, todo comunica un universo de emociones y experiencias que van más allá de las palabras.

El guion, coescrito por Mann y Michael Begaski, es deliberadamente ambigüo. No ofrece respuestas fáciles ni pretende explicar el pasado de Nell de manera definitiva. Se centra en el proceso de investigación de los científicos, Dr. Joseph Cantwell (Ian Holm) y su asistente, Dr. Laura Westaway (Frances McDormand), quienes se ven obligados a reevaluar sus propias creencias y expectativas a medida que se acercan a Nell. La película se pregunta más que responde, explorando temas como la naturaleza del lenguaje, la identidad, la soledad y la importancia de la conexión humana. La ambigüedad, aunque puede frustrar a algunos espectadores, es esencial para el impacto emocional de la película.

“Nell” no es una película para todos. Requiere paciencia, una mente abierta y disposición a aceptar la incertidumbre. Sin embargo, para aquellos que se aventuran en este viaje cinematográfico, ofrecen una experiencia inolvidable. Es una obra maestra del suspense psicológico, una meditación sobre la condición humana y un recordatorio de la belleza y la fragilidad de la conexión con el mundo exterior. La película, más allá de ser una investigación científica, se convierte en una profunda exploración de la propia humanidad.

Nota: 8/10