New Rose Hotel (1999)

“New Rose Hotel” (1986) de Seijun Suzuki es una película que desafía las convenciones del cine, y lo hace con una audacia y un descaro que la convierten en una joya subestimada del cine japonés de la Nueva Ola. A primera vista, puede parecer una simple historia de espionaje, pero en realidad, es mucho más: una meditación sobre la alienación, la soledad y la búsqueda de la conexión humana en un mundo cada vez más frío y artificial. Suzuki, reconocido por su estilo visualmente desorientador y su capacidad para combinar elementos de la cultura pop con la estética de la película noir, no ofrece una narrativa lineal, sino una experiencia sensorial que exige atención y recompensa a la vista y al entendimiento.

La película se centra en la figura de Hiroshi, un brillante pero aislado genio genético, interpretado magistralmente por Masahiko Robuti. Su personaje es un espejo de la desesperación, atrapado en una existencia vacía, donde su talento científico no le da satisfacción ni compañía. La trama, con la intriga entre Hosaka y Maas, sirve principalmente como detonante para explorar este vacío existencial. Suzuki no se preocupa por elaborar un thriller de espías complejo; en cambio, prioriza la atmósfera y el desarrollo psicológico de Hiroshi. Su soledad es palpable, y la llegada de las espías, X y Fox, solo sirve para intensificar su aislamiento y alimentar su deseo de algo que no puede alcanzar.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Yumi Ito como X. Su personaje es ambiguo y seductor, una figura melancólica que utiliza su belleza para manipular a Hiroshi. Sin embargo, es la dirección de Suzuki la que realmente destaca. El uso del color es exuberante y a menudo chocante, con una paleta que oscila entre el rosa chillón y el verde ácido, creando una atmósfera opresiva y casi surrealista. Las secuencias de acción son rápidas y violentas, pero no son el foco de la película. El movimiento de cámara es impredecible, yuxtaponiendo planos largos y contemplativos con cortes abruptos y montaje frenético. Esta técnica no solo sirve para crear una sensación de desorientación, sino que también refleja el estado mental de Hiroshi.

El guion, aunque a veces puede parecer fragmentado, es la base de la película. La historia se construye a través de fragmentos de diálogos, escenas de interacción y elementos visuales. La película no explica todo, dejando que el espectador interprete las motivaciones de los personajes y el significado de la trama. Esta ambigüedad es deliberada y contribuye a la atmósfera enigmática y perturbadora de la película. No es una película fácil de ver, exige una actitud abierta y receptiva por parte del espectador. "New Rose Hotel" no pretende entretener, sino provocar y cuestionar, y en ese sentido, es una obra maestra de la Nouvelle Vague japonesa.

Nota: 8.5/10