New York, New York (1977)

“New York, New York” de Woody Allen es una película que se aferra a la nostalgia de una Nueva York que ya no existe, a los sueños desmedidos y a la melancolía inherente a la búsqueda de la fama y el amor. La película, estrenada en 1977, no solo nos transporta a los clubes de jazz de los años 40, sino que nos sumerge en la bulliciosa y ambiciosa psicología de sus protagonistas: Jimmy Darling y Francine Pascal. La dirección de Allen es, como de costumbre, meticulosa y profundamente observadora, casi como si estuviera encuadrando cada mirada, cada gesto, cada conversación. No se trata de grandilocuencia visual, sino de una precisión nerviosa que captura la esencia de la época y la vulnerabilidad de sus personajes.

La película se construye sobre una base de diálogos ingeniosos y con frecuencia mordaces, una característica que define el trabajo de Allen. Sin embargo, la fortaleza de "New York, New York" reside en las actuaciones de Liza Minnelli y Robert De Niro. Minnelli, en una interpretación que marcó un antes y un después en su carrera, ofrece una Francine Pascal radiante, una mujer compleja y a la vez frágil. Su voz es sublime y transmite la desesperación, el anhelo y la pasión con una intensidad conmovedora. De Niro, por su parte, interpreta a Jimmy con un carisma natural, una mezcla de arrogancia y inseguridad que lo hace tremendamente atractivo. La química entre ambos es palpable, creando un romance intenso y, a la vez, destructivo, que se teje a lo largo de la película. La tensión sexual, la competitividad musical y las constantes discusiones son elementos que alimentan la trama, pero también revelan la profunda dependencia emocional que existe entre ambos personajes.

El guion, a pesar de su enfoque en el amor romántico, se adentra en temas más amplios como la ambición, el sacrificio personal, la soledad y la búsqueda de la identidad. La película explora la idea de que el éxito profesional a menudo viene a costa del amor y la felicidad. La banda sonora, compuesta por Frank Sinatra, es un elemento crucial, transportándonos a la atmósfera del jazz de Nueva York y contribuyendo significativamente a la atmósfera melancólica y nostálgica de la película. Sin embargo, no es simplemente una banda sonora; los temas musicales se integran perfectamente en la narrativa y ayudan a comunicar los sentimientos de los personajes.

A veces, la película se permite caer en un cierto melodrama, y la tensión en algunos momentos se vuelve un tanto exagerada. Sin embargo, estos pequeños fallos se desvanecen ante la fuerza de la puesta en escena, la belleza de las actuaciones y la honestidad con la que se abordan los temas universales que la impulsan. “New York, New York” es, en definitiva, una película que invita a la reflexión sobre los sueños, el amor y la compleja relación entre arte y vida. Una obra que, aunque no sea perfecta, permanece en la memoria como un recordatorio de la magia y la melancolía de Nueva York.

Nota: 8.5/10