Nieve negra (2017)

(ES) · Misterio, Drama, Crimen, Suspense · 1h 30m

¿Serías capaz de guardar un secreto?

Póster de Nieve negra
Media
4.8 /10

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Disponible en

Sinopsis de Nieve negra

Acusado de haber matado a su hermano durante la adolescencia, Salvador (Ricardo Darín) vive aislado en el medio de la Patagonia. Tras varias décadas sin verse, su hermano Marcos (Leo Sbaraglia) y su cuñada Laura, llegan para convencerlo de vender las tierras que comparten por herencia. El cruce, en medio de un paraje solitario e inaccesible, reaviva el duelo dormido donde los roles de víctima y asesino se trastocan una y otra vez.

Ficha técnica

Título original

Nieve negra


Estreno



Idioma original

ES


Dirección

Guionista

Federico Polak, Axel Kuschevatzky, Pablo E. Bossi, Adolfo Blanco


Reparto principal de Nieve negra

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Nieve negra.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Nieve negra

Nuestra crítica de Nieve negra

Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.

Ópera prima de Martín Hodara como director en solitario -tras ser el asistente de dirección en "Siete años en el Tibet" y "Nueve reinas"-, esta coproducción hispanoargentina está protagonizada por Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Laia Costa y Federico Luppi.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Nieve negra. Consulta sus valoraciones y comentarios.

⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (9.0/10)

“Nieve negra” es una película que se instala en la mente como un invierno implacable, una tormenta de recuerdos y resentimientos que oscurece la razón y diluye la moral. La obra de Juan José Campanella no es un thriller convencional, ni siquiera una comedia negra en el sentido más ligero de la palabra. Es, fundamentalmente, una exploración visceral del duelo y la incomunicación, un estudio profundo de la familia que se desmorona bajo el peso del pasado. Campanella, con su habitual meticulosidad visual, construye una atmósfera densa, casi claustrofóbica, utilizando la inmensidad agreste de la Patagonia como un espejo de la soledad y la desolación interna de Salvador (Ricardo Darín).

La dirección de Campanella es brillante, no por buscar efectos especiales o giros argumentales impactantes, sino por su capacidad para crear un ritmo pausado y deliberado. Cada plano, cada silencio, cada miradita entre los personajes, contribuye a la construcción de una tensión psicológica palpable. No se apresura a revelar los secretos, sino que permite que la incomunicación entre Salvador y sus visitas se desarrolle de forma natural y orgánica, permitiendo al espectador sentir la incomodidad y la sospecha que emanan de cada encuentro. Es una dirección que prioriza la atmósfera sobre la espectacularidad, y eso es, sin duda, su mayor fortaleza.

Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Ricardo Darín ofrece una interpretación de una intensidad y sutileza que es casi asombrosa. Logra transmitir la carga emocional de un hombre que ha pasado décadas intentando enterrar un pasado que sigue atormentándolo. Su Salvador es un personaje complejo, vulnerable y, a la vez, profundamente enigmático. Leo Sbaraglia también brilla como Marcos, su hermano, un hombre que intenta, con una mezcla de impaciencia y cariño, romper el muro de silencio que ha levantado su hermano. El papel de Laura, interpretado con matices por Verónica Echeverría, añade una capa de drama y vulnerabilidad a la relación familiar.

El guion, adaptado de la novela homónima de Martín Etchart, es la columna vertebral de la película. No se basa en la sorpresa, sino en la observación cuidadosa de las interacciones humanas. Las conversaciones, a menudo cargadas de silencios incómodos y frases ambiguas, revelan las verdades ocultas y los resentimientos no expresados. El guion es inteligente en su ambigüedad, dejando que el espectador decida, o no, qué es la verdad. La película plantea interrogantes sobre la responsabilidad, la memoria y la naturaleza del perdón, sin ofrecer respuestas fáciles. La novela, y la película, se nutren de la ambigüedad moral y de las grietas en las relaciones familiares.

“Nieve negra” no es una película para todos los públicos. Requiere paciencia, atención y una predisposición a dejarse llevar por su atmósfera melancólica y a su desarrollo lento. Pero para aquellos que se permitan sumergirse en su mundo, es una experiencia cinematográfica profundamente conmovedora y memorable. La película permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales se despliegan.

Nota: 9/10

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