Al caer la noche (1937)

“Al caer la noche” (Nightfall), estrenada en 1940, no es simplemente un thriller de misterio, sino un estudio magistral del sospechoso y de la fragilidad de la percepción. Dirigida con una precisión casi operística por John Hough, la película se aferra a una atmósfera de creciente paranoia, utilizando la luz y la sombra, tanto literal como figurativamente, para mantener al espectador al borde de su asiento. La película, a pesar de su ambientación en la Nueva York de principios del siglo XX, posee una cualidad atemporal, explorando la psicología humana con una sutileza que supera con creces su época.

Robert Montgomery, en el papel de Danny, ofrece una actuación sutil y ambigua, una de las claves de la efectividad de la trama. Montgomery no intenta convencer al público de su inocencia desde el principio; en cambio, lo presenta como un hombre atractivo, inteligente y reservado, lo que genera una inmediata desconfianza, justo lo que busca la película. Su mirada es crucial, transmitiendo una mezcla de vulnerabilidad y un cierto aire de peligro latente. Rosalind Russell, como Olivia Bramson, aporta una vitalidad contrastante, representando la lógica y la razón frente a la creciente sensación de inquietud de Danny. Su interpretación es firme y convincente, actuando como la voz de la razón, pero también como alguien que se siente perturbada por la presencia del joven.

El guion, adaptado de la obra teatral homónima de Eve Bolton, destaca por su construcción narrativa lenta pero implacable. La tensión no se genera por persecuciones frenéticas o revelaciones espectaculares, sino mediante la sugerencia, el diálogo y la observación minuciosa de los personajes. La trama se basa en la duda y la interpretación, dejando al espectador constantemente cuestionando quién es el verdadero culpable. La película es excepcional en su capacidad para plantar pistas falsas y desviaciones, creando una red de sospechas que se va apretando alrededor de Danny. El uso del flashback, aunque no excesivo, sirve para revelar información crucial de forma gradual, manteniendo el misterio y la incertidumbre.

La dirección de Hough es, en general, excelente. La película está ricamente producida, con decorados detallados y una banda sonora evocadora, pero es la atmósfera y el control de la tensión lo que realmente la elevan. La cinematografía, a pesar de las limitaciones técnicas de la época, utiliza juegos de luz y sombra con gran maestría, intensificando la sensación de peligro y la oscuridad moral de la historia. La película no rehúye de explorar la ambigüedad moral, presentando a todos los personajes, incluso a aquellos que parecen inocentes, con una capa de sospecha.

“Al caer la noche” no es un thriller convencional, sino un experimento psicológico que sigue resonando con fuerza en la actualidad. Es un ejemplo perfecto de cómo la duda y la sugestión pueden ser más poderosas que la violencia y el suspense. Es una película que te hace pensar mucho después de que termina, y que te obliga a cuestionar tus propias percepciones.

Nota: 8/10