Una noche en Zoopolis (2025)

“Una noche en Zoopolis” es una propuesta sorprendentemente original y divertida que, a primera vista, podría parecer un simple ejercicio de comedia zombie. Sin embargo, la película de Chris Bailey y David Firth se eleva por encima de sus premisas más evidentes, entregando una experiencia cinematográfica peculiar y con un encanto único. La película no busca asustar, sino deleitar con un surrealismo infantil y una crítica, aunque sutil, a la idealización de la naturaleza y la fascinación desmedida por el mundo animal.

La dirección de Bailey es cuidadosa y se centra en crear una atmósfera de extrañeza palpable. El uso del color es fundamental, con tonalidades brillantes y a veces desaturadas que acentúan el carácter onírico de la historia. El estilo visual de David Firth, conocido por sus ilustraciones 'Badballoons', se refleja plenamente en la estética de la película, generando una sensación de irrealidad y perturbación agradable. Bailey domina la paleta de colores y la composición de los planos, logrando que cada escena sea visualmente memorable.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los mayores atractivos de la película. La joven y carismática Millie Cornwell como Gracie aporta una energía contagiosa a la historia. Su interpretación es natural y convincente, capturando la ingenuidad y la determinación de la loba. Pero la verdadera joya del reparto es Liam Mcintyre como el puma, un personaje gruñón y taciturno que, a pesar de su apariencia intimidante, demuestra tener un gran corazón. La química entre ambos actores es excelente, y sus interacciones son el corazón de la película. Los animales, tanto los que han sido transformados como los que permanecen normales, están perfectamente doblados y sus expresiones transmiten con maestría las emociones que experimentan.

El guion, aunque sencillo en su planteamiento, es inteligente y lleno de detalles. Bailey y Firth logran introducir ideas complejas y reflexiones sobre la naturaleza de la identidad y la aceptación a través de situaciones cómicas. La historia, que a pesar de ser un ‘zombie-movie’ también aborda temas como la comunidad, la amistad y el valor de la pertenencia, se desarrolla con un ritmo pausado pero efectivo, permitiendo que el espectador se sumerja en este mundo de animales mutantes. La escritura es ágil y presenta situaciones inesperadas que mantienen la atención del público hasta el final. Además, la película se beneficia de un diseño de producción meticuloso que transforma el zoo de Zoopolis en un lugar mágico y peligroso al mismo tiempo.

En definitiva, "Una noche en Zoopolis" es una película original, divertida y con un encanto peculiar que la diferencia de otras producciones del género. Es un ejemplo de cómo la creatividad y el talento pueden combinarse para crear una experiencia cinematográfica sorprendente y memorable.

Nota: 7/10