Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby (1982)

“Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby” no es simplemente una película animada para niños; es una experiencia sensorial y emocional que, a pesar de su aparente sencillez, ofrece una riqueza considerable para espectadores de todas las edades. Dirigida por Don Bluth, y con la notable contribución musical de Jerry Goldsmith, la película logra construir un universo fantástico que, en su esencia, es profundamente conmovedor. No se trata de una historia de acción trepidante, sino de una exploración sutil y delicada del miedo, la pérdida y el valor del apoyo familiar.

La dirección de Bluth se centra en la atmósfera. Los diseños de los ratones de campo, con sus individualidades y peculiaridades, son memorables y perfectamente detallados. La paleta de colores es rica y vibrante, creando una sensación de encanto bucólico que contrasta de manera efectiva con la amenaza latente que se cierne sobre la familia Brisby. La película evoca un estilo visual reminiscente de “El Extraño Mundo de Jack”, pero sin replicar su tono sombrío. Aquí, la nostalgia se combina con un optimismo cauteloso que es el motor de la narrativa.

Las actuaciones de voz son, en general, sólidas. Catherine O’Hara como la Sra. Brisby ofrece una interpretación magistral, capturando a la perfección la vulnerabilidad y la determinación de una madre que está desesperada por proteger a sus hijos. Chris Conrad como el señor Brisby, un hombre taciturno y en conflicto interno, aporta una complejidad inesperada a su personaje. Sin embargo, es el joven Eddie Gibbs como el pequeño Pip Brisby quien roba la atención. Su interpretación, llena de inocencia y coraje, es fundamental para el desarrollo emocional de la película.

El guion, aunque adaptado de la obra teatral original de Michael Morpurgo, se beneficia de la sensibilidad de Bluth. No se simplifica a la hora de abordar temas como el miedo a la oscuridad, la pérdida y el valor de la conexión familiar. La película se apoya en un diálogo poético y en la construcción gradual de la tensión, evitando los clichés del género infantil. El uso de la música de Jerry Goldsmith es, en mi opinión, uno de los mayores aciertos de la producción. La partitura es exuberante, emotiva y profundamente integrada en la narrativa. La música no es simplemente un acompañamiento; es un personaje más, que refuerza las emociones y crea una atmósfera mágica.

La película no es perfecta, por supuesto. Algunos momentos pueden sentirse un poco alargados y la resolución, aunque satisfactoria, no llega a ser particularmente sorprendente. Pero la experiencia general es innegablemente positiva. "Nimh" es una película que celebra el poder del amor familiar y la importancia de encontrar la valentía incluso en los momentos más oscuros. Es una película que se queda con el espectador mucho después de que los créditos han terminado.

Nota: 8/10