Ninja Assassin (2009)

“Ninja Assassin” es una película que, a primera vista, podría pasar desapercibida en la vasta oferta del cine de acción. Sin embargo, tras un análisis más profundo, se revela una pieza de entretenimiento visceral, aunque con algunas fallas evidentes. La película, dirigida por Jee Lee, se centra en una trama de venganza que se desarrolla en la moderna Berlín, donde la brutalidad ancestral de un clan ninja se encuentra con la corrupción de la política internacional. La historia, centrada en Raizo (Rain Wilson), un antiguo niño soldado convertido en un asesino letal, no es particularmente original, pero sí se beneficia de una ejecución visualmente impresionante y un ritmo frenético que atrapa al espectador desde el principio.

La dirección de Jee Lee es, sin duda, el punto fuerte de la película. Logra crear un ambiente oscuro y tenso, utilizando un plano secuencia magistral, especialmente en las secuencias de acción. Estas escenas, en particular, son un espectáculo de coreografías de artes marciales increíblemente elaboradas y con un gran sentido del espectáculo. La película se aleja del enfoque hollywoodiense tradicional, ofreciendo una estética más oscura y realista, que, si bien puede ser un poco demasiado sombría para algunos, contribuye a la atmósfera única de la película. El uso de la cámara es constante y efectivo, metiéndose en los combates y generando un sentido de inmersión total. No obstante, la banda sonora, aunque potente, a veces resulta un poco estridente y recicladora de clichés de acción.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Rick Yune como Takeshi, el despiadado líder del Clan Ozunu. Su personaje es amenazante, frío y calculador, y Yune le imprime una presencia física y emocional que resulta muy convincente. Naomie Harris, como la agente Mika Coretti, ofrece una interpretación natural y convincente, aunque su personaje no recibe el desarrollo completo que merece. Rain Wilson, por su parte, aunque conocido por sus papeles cómicos, demuestra una sorprendente capacidad para transmitir la cicatriz emocional de Raizo, el personaje que ha sido una marioneta en manos del clan. Sin embargo, la película no se detiene a suficiente profundidad en la exploración del trauma de Raizo, reduciéndolo a un mero catalizador de la venganza.

El guion, aunque mantiene el interés con su ritmo y las secuencias de acción, carece de profundidad en ciertos aspectos. La trama principal se siente un poco superficial y las motivaciones de algunos personajes, especialmente del Clan Ozunu, no están suficientemente justificadas. La relación entre Raizo y Mika, aunque central, no se explora con suficiente matiz, y el desarrollo del conflicto entre ellas podría haber sido más rico. El tema de la corrupción política, aunque mencionado, se reduce a un simple telón de fondo, perdiendo la oportunidad de convertirse en un elemento central de la historia. La película se centra demasiado en el espectáculo y la violencia, descuidando la construcción de personajes complejos y una narrativa más elaborada.

Nota:** 7/10