Ninja III: La dominación (1984)

(EN) · Acción, Fantasía, Terror · 1h 32m

Póster de Ninja III: La dominación
Media
6.1 /10

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Dónde ver Ninja III: La dominación

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Sinopsis

Una mujer es poseída por el espíritu de un malvado guerrero ninja y comienza a asesinar a sus enemigos, demostrando habilidades sobrenaturales. Sólo un ninja heroico podrá sacar el mal de su cuerpo. Tercera entrega de una trilogía que completan "La justicia del ninja" y "La venganza del ninja". La tres cintas que solo tienen en común haber sido producidas por la mítica factoría de acción ochentera Cannon Films, y tener en su reparto al actor japonés Shô Kosugi, un especialista en artes marciales cuya figura sirvió, entre otras cosas, como modelo para el personaje de Rikimaru en las tres entregas del exitoso videojuego, "Tenchu".

Ficha de la película

Título original

Ninja III: La dominación


Estreno



Idioma original

EN



Guionista

Menahem Golan, Yoram Globus


Reparto principal de Ninja III: La dominación

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Ninja III: La dominación.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Ninja III: La dominación. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Rubén Gallardo
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (7.0/10)

“Ninja III: La dominación” no es, sin duda, una obra maestra del cine de acción. Es un ejercicio de pura adrenalina ochentera, un festín de coreografías de lucha y un reflejo crudo del cine producido por Cannon Films. La película, más que contar una historia compleja, se centra en pura acción y en la estética visual que caracterizaba a la productora. El director, Ernest Dickerson, consigue transmitir esa sensación de caos controlado, donde cada movimiento, cada golpe, está calculado para maximizar el impacto. La película se beneficia enormemente de la presencia de Shô Kosugi, quien no solo demuestra un dominio absoluto de las artes marciales, sino que también aporta una presencia física imponente y un carisma particular a su papel. La actuación de Kosugi, en el papel del ninja atormentado, se basa en la expresión, en el lenguaje corporal, transmitiendo la lucha interna del personaje con una sutileza sorprendente para el género.

La trama, que puede parecer sencilla a primera vista, es un punto débil importante. Se basa en un conflicto interno del protagonista, posibilitado por la posesión demoníaca, pero la resolución es algo apresurada y previsible. El guion se apoya mucho en la atmósfera y en el ritmo frenético de las escenas de combate, sacrificando la profundidad y el desarrollo de los personajes secundarios. Sin embargo, esta carencia narrativa no es realmente una desventaja, ya que la película prospera al concentrarse en la puesta en escena y en la espectacularidad de los enfrentamientos. La película no pretende ser intelectual; busca ser pura diversión, un espectáculo visual que transporte al espectador a un mundo de ninjas, espías y violencia estilizada.

El diseño de producción y la fotografía son elementos cruciales en la construcción del mundo de la película. Los escenarios, tanto urbanos como rurales, están cuidadosamente diseñados para evocar la atmósfera de Japón feudal pero con un toque moderno y ligeramente surrealista. La paleta de colores, dominada por tonos oscuros y contrastes marcados, contribuye a la sensación de tensión y peligro. Las escenas de combate, coreografiadas magistralmente por Shô Kosugi y su equipo, son verdaderas obras de arte cinematográficas, llenas de movimientos fluidos, saltos acrobáticos y golpes devastadores. La banda sonora, característicamente ochentera, refuerza la atmósfera de la película y eleva el impacto de las escenas de acción. Es una banda sonora que se queda grabada en la memoria por su energía y su ritmo implacable.

En definitiva, "Ninja III: La dominación" es una película que no busca la excelencia artística, sino que se entrega por completo a la estética del cine de acción ochentero. Es un producto de su época, un reflejo de la época dorada de Cannon Films y una celebración del talento de Shô Kosugi. No es una película que dejará una huella imborrable en la historia del cine, pero sí que ofrece una dosis considerable de entretenimiento para aquellos que aprecien el género y la estética de los años ochenta. Es un clásico cult, un pequeño tesoro para los fans de la acción y un documento valioso para comprender la cultura popular de una época.

Nota: 7/10

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