Niños grandes 2 (2013)

“Niños grandes 2” no es una revolución cinematográfica, ni pretende serlo. Es, en esencia, un regreso al terreno familiar para los que apreciaron la original, centrándose en una dinámica familiar en la que los padres, después de años de errores, se ven obligados a confrontar las consecuencias de sus decisiones y, lo que es más importante, a reflexionar sobre su propia paternidad. El cambio de perspectiva, de los niños a los adultos, es el núcleo de la película y, en general, funciona bastante bien, aunque con algunas irregularidades.

La dirección de Richard Linklater, conocido por su estilo contemplativo y su capacidad para retratar el paso del tiempo, se mantiene fiel a su habitual enfoque. No se apresura la narración, permitiendo que el conflicto entre Lenny y sus hijos, ahora adolescentes, se desarrolle de manera orgánica. Sin embargo, quizás esta deliberada lentitud, que es una de las señas de identidad de Linklater, se siente un poco prolongada en algunos momentos, ralentizando el ritmo y perdiendo un poco de la tensión inherente a la situación. A pesar de ello, la película es visualmente agradable, con planos que capturan la belleza de la ciudad natal de Lenny y una banda sonora que complementa a la perfección las emociones que se están transmitiendo.

El reparto es sólido en todos los niveles. Ethan Hawke, como Lenny, ofrece una interpretación matizada y conmovedora, mostrando la frustración, la culpa y el deseo de reconciliación de un padre que ha perdido el contacto con sus hijos. Sus interacciones con sus hijos, interpretados por Jackson Dolman III y Josh Sartorius, son honestas y reveladoras. Sin embargo, no puedo evitar sentir que la película, en algunos momentos, se centra demasiado en el conflicto entre padre e hijo, relegando un poco a los propios hijos, cuyas motivaciones y sentimientos, aunque explican, no siempre están del todo desarrollados. La química entre Hawke y sus hijos es buena, pero se podría haber profundizado más en sus personajes individuales.

El guion, adaptado del libro de Walter Dean Myers, presenta un conflicto familiar interesante, pero la resolución, aunque satisfactoria, resulta algo predecible. Las discusiones y los momentos de introspección son bien construidos, permitiendo al espectador comprender las complejidades de la situación. No obstante, el guion a veces cae en clichés familiares y evita confrontaciones demasiado profundas, optando por una resolución más melosa que impactante. La exploración de temas como la comunicación familiar, la responsabilidad y el perdón son evidentes, pero no se desarrollan con la profundidad que merecen en ocasiones. La película se mantiene en un terreno relativamente seguro, evitando riesgos narrativos y optando por una historia reconfortante, aunque no necesariamente provocadora.

Nota: 6.5/10