Francis Ford Coppola, un nombre sinónimo de maestría cinematográfica, no suele ser el director asociado a la política estadounidense, pero ‘Nixon’ (1995) es una obra que merece toda la atención. La película no busca ofrecer una biografía simplificada, sino un retrato psicográfico profundo y perturbador del presidente Richard Nixon, un hombre consumido por el poder, la paranoia y la creciente autoconfianza, a pesar de su descenso moral. Coppola construye un universo claustrofóbico, principalmente en los confines de la Casa Blanca, donde la trama se desarrolla en una atmósfera cargada de tensión, secretismo y una sensación constante de malestar.
La película se centra en los últimos meses de la presidencia de Nixon, justo antes de su dimisión. Vemos la construcción meticulosa de Nixon (interpretado con una intensidad escalofriante por Gary Oldman) en su rol de “espectáculo”, un hombre que busca proyectar una imagen de fortaleza y liderazgo, mientras que por dentro se desmorona ante el peso de sus secretos y el miedo a la pérdida del poder. Oldman no solo imita la apariencia física de Nixon, sino que transmite con una precisión inquietante su postura, sus gestos y su mirada evasiva. La película no se limita a mostrar sus decisiones políticas; nos adentra en su mente, revelando sus obsesiones, sus miedos y la deshumanización que le lleva a justificar acciones cada vez más perversas.
La dirección de Coppola es brillante. La película utiliza la técnica del “slow motion” y la fotografía en blanco y negro para intensificar la atmósfera opresiva y la sensación de desrealización. La banda sonora, compuesta por Robbie Robertson, es enigmática y casi amenazante, complementando la tensión narrativa. Pero, quizás lo más impactante es el guion, escrito por Alice Taylor y Rick Elice, que se centra en la internalización del personaje. No se explica el “por qué” de las acciones de Nixon de manera explícita. En cambio, Coppola nos muestra las consecuencias de sus decisiones y el efecto devastador que tienen en su entorno personal, especialmente en su relación con Pat (Diane Keaton), su esposa, que se convierte en una figura solitaria y desorientada. La película no busca un juicio moral; simplemente retrata a un hombre luchando contra sus propios demonios.
‘Nixon’ no es una película fácil. Es incómoda, perturbadora y a menudo desagradable. Sin embargo, es una obra maestra del cine que ofrece una reflexión profunda sobre la naturaleza del poder, la corrupción y la fragilidad de la psique humana. Es una de esas películas que te perseguirán durante días después de haberla visto, obligándote a cuestionar tus propias ideas sobre la política y la moralidad. Coppola evita la simplificación y la glorificación, ofreciendo en su lugar un retrato crudo y honesto de un hombre complejo y contradictorio. La película es un testimonio del poder del cine para explorar las zonas más oscuras de la condición humana.
Nota: 8.5/10