“No basta una vida” es una película que, más que ofrecer una historia profundamente original, se erige como un retrato de la alienación y la falta de conexión humana en la era moderna. Dirigida por Gianni Amici, la película se centra en un grupo de personas – Davide, Lorenzo, Antonio, Neval, Sergio y Roberta – que se reúnen con regularidad en las lujosas fiestas de sus anfitriones, creando un ambiente cargado de sutiles conflictos y desengaños. La película no busca explorar el “por qué” de sus vidas, sino más bien la descripción de cómo se desmoronan, una tras otra, ante el vacío y la superficialidad de sus relaciones.
La dirección de Amici es precisa, casi documental en su observación de los personajes. No hay melodramas grandilocuentes ni finales espectaculares. La película se mueve a un ritmo pausado, permitiendo que los diálogos, y especialmente las miradas, transmitan la amargura y la frustración subyacente. La fotografía, con sus paletas de colores desaturados y su iluminación natural, refuerza esa atmósfera de melancolía y desesperación. Sin embargo, a veces esa lentitud puede sentirse como una excusa para la falta de acción, y la película podría haber ganado en impacto con una mayor concentración de eventos cruciales.
Las actuaciones son, en su mayoría, excelentes. Alessandro Siviola como Davide transmite a la perfección la frialdad y el vacío de un escritor consumido por su éxito y su incapacidad para conectar con nadie. Maurizio Distefano, como Lorenzo, ofrece una interpretación sutilmente inquietante, revelando la ambición desmedida y la inseguridad que alimentan su comportamiento. Sin embargo, la película se beneficia especialmente de los trabajos de actores secundarios como Gianmarco Tognazzi, que aporta un toque de humor negro y sarcasmo a la figura de Sergio, y la interpretación del tímido y reservado Marco D’Auria como Neval, cuya mirada refleja una profunda soledad.
El guion, escrito por Amici, es donde reside el mayor punto débil de la película. Si bien la construcción de los personajes es interesante y las dinámicas de las relaciones se presentan de forma realista, el argumento se vuelve repetitivo a medida que avanza. Las historias de engaño, infidelidad y depresión se entrelazan, pero sin llegar a formar una narrativa cohesiva. La película se centra demasiado en la descripción de los problemas individuales de cada personaje, sin ofrecer una reflexión profunda sobre las causas de su infelicidad. La trama es más un mosaico de situaciones incómodas que una historia con un propósito claro. No obstante, la exploración de la condición humana, la superficialidad de las relaciones, y la constante búsqueda de la felicidad en un mundo alienante, son temas que seguramente resonarán con el espectador.
Nota: 6/10