No debes estar aquí (2002)

“No deberías estar aquí” es la incursión de Jacobo Rispa en el thriller cinematográfico y, curiosamente, se siente como una apuesta arriesgada, pero también una que rinda. La película, que ganó un Goya como mejor corto, se centra en un grupo de adolescentes que se conectan a través de un chat dedicado a la exploración de lugares abandonados y potencialmente peligrosos, ofreciendo experiencias que van más allá de la simple curiosidad. La premisa, aunque cliché, funciona como un punto de partida interesante para una película que explora la vulnerabilidad de los jóvenes en la era digital y la búsqueda de identidad.

La dirección de Rispa es donde la película realmente brilla. Logra mantener una atmósfera de tensión constante, utilizando espacios visuales inquietantes y un ritmo pausado que se intensifica progresivamente. El uso de la cámara, a menudo colocada en primera persona, envuelve al espectador en la experiencia de los protagonistas, transmitiendo su miedo y vulnerabilidad. El director es hábil en el manejo del suspense, no recurriendo a sustos baratos, sino cultivando una sensación latente de peligro que se manifiesta en la iluminación, el sonido y la composición de los planos. La película, en general, posee una estética cuidada, que oscila entre lo naturalista y lo onírico, reforzando la sensación de que lo que estamos presenciando no es del mundo real.

El elenco juvenil es, en su mayoría, impresionante. Las actuaciones son auténticas y convincentes, especialmente la de Pablo Jiménez, quien interpreta a Daniel, el chico que organiza las filtraciones. Su personaje es el motor de la trama, y su interpretación captura con precisión la mezcla de emoción, nerviosismo y anhelo de pertenencia que caracteriza al protagonista. El resto del grupo de jóvenes tampoco decepciona, cada uno con sus propias motivaciones y secretos que se van revelando a medida que avanza la historia. Aunque algunos de los diálogos pueden sentirse algo forzados, la química entre los actores es palpable y contribuye a la credibilidad de las interacciones.

El guion, sin embargo, presenta algunas irregularidades. La trama, aunque mantiene un buen nivel de suspense, puede resultar algo predecible en algunos momentos. La motivación de ciertos personajes no siempre queda completamente clara, y algunos de los giros argumentales no están del todo justificados. A pesar de esto, la película logra explorar temas relevantes como la influencia de las redes sociales, la búsqueda de la identidad y los límites de la amistad. El ritmo, aunque funciona en general, puede resultar un poco lento en ciertos tramos, ralentizando la acción y perdiendo un poco del impulso inicial. La resolución, aunque satisfactoria, no es particularmente original y deja algunos cabos sueltos.

En definitiva, “No deberías estar aquí” es una película interesante que, a pesar de sus defectos, destaca por su atmósfera inquietante, sus actuaciones convincentes y la dirección experta de Jacobo Rispa. Es un debut prometedor que justifica la atención, especialmente para aquellos interesados en thrillers psicológicos con un enfoque en la adolescencia y la tecnología.

Nota: 7/10