¿No es romántico? (2019)

“¿No es romántico?” es, en su esencia, un experimento cinematográfico curioso, una propuesta audaz que, a pesar de sus evidentes limitaciones, merece ser analizada con detenimiento. La película, dirigida con una notable auto-consciencia por Mark Waters, no se esfuerza por ser una comedia romántica convencional. Más bien, se presenta como una parodia de los tropos del género, un metacomentario sobre las expectativas que se depositan en las historias de amor y, en última instancia, una reflexión sobre la banalidad de la vida cotidiana. Esta intención, sin embargo, no siempre se ejecuta con la maestría que se esperaría, pero es precisamente esta tensión entre ambición y fragilidad lo que la convierte en una experiencia memorable.

La premisa es inherentemente extraña: Natalie, interpretada con una vulnerabilidad y un humor seco por Rebel Wilson, se ve repentinamente catapultada al papel de la protagonista de una comedia romántica. El hecho de que sea una arquitecta con un corazón de hielo y una desconfianza profunda hacia cualquier relación amorosa, le confiere una ironía palpable. Wilson ofrece una actuación excepcional, logrando transmitir tanto la frustración de su situación como el sutil despertar a la posibilidad de que, tal vez, el amor pueda ser algo más que un cliché. Sus momentos de incredulidad y de renuencia son particularmente efectivos, añadiendo una capa de autenticidad a la narración.

El guion, en general, es sólido, pero oscila entre momentos brillantes de humor absurdo y situaciones que, aunque bien intencionadas, llegan a sentirse forzadas. El ritmo es irregular, con secuencias que se prolongan innecesariamente en la exposición de los clichés del género, mientras que otras se ven apresuradas. No obstante, la dirección de Waters es impecable en la creación de la atmósfera, utilizando una paleta de colores vibrantes y un diseño de producción que refleja la superficialidad y el consumismo de la vida urbana. Las secuencias de comedia física son efectivas y, en ocasiones, sorprendentemente ingeniosas, aunque a veces desentonan con el tono más reflexivo que la película intenta alcanzar.

La película se beneficia enormemente de la presencia de actores secundarios de talla internacional como Lucy Liu y Sam Richardson, quienes aportan un equilibrio perfecto a la narrativa y añaden matices a los personajes que lo rodean. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, acentúa las emociones y los momentos clave de la trama. “¿No es romántico?” no pretende redefinir la comedia romántica, pero sí desafiarla. Es una película que provoca reflexión, que invita a cuestionar las convenciones y que, en última instancia, ofrece una mirada irónica y divertida a la búsqueda del amor en un mundo cada vez más complejo.

Nota: 7/10