No respires 2 (2021)

‘No respires 2’ no es una simple secuela; es una reevaluación del original, un ejercicio de tensión psicológica que, si bien no alcanza la perfección de la primera entrega, demuestra una madurez en la dirección y una narrativa, a veces oscura y perturbadora, que justifica su existencia. M. Night Shyamalan, nuevamente, se adentra en el género del thriller con elementos sobrenaturales, y su enfoque se centra menos en los giros argumentales sorprendentes y más en la sensación visceral de desamparo y desesperación que experimenta el protagonista, Jake Gyllenhaal, en el papel del Ciego.

La dirección de Shyamalan es, como es habitual en su filmografía, meticulosa y claustrofóbica. La película se construye a partir de la inmensidad del bosque, transformándola en un personaje en sí mismo, un lugar de belleza inquietante y amenaza latente. La fotografía de Peter Deming es soberbia, empleando la luz y la sombra para acentuar la atmósfera opresiva y la fragilidad de la situación. Gyllenhaal consigue transmitir la desesperación y la determinación del Ciego con una sutileza conmovedora, evitando caer en un melodrama excesivo. La actuación de Mia Goth, como la hija del Ciego, es particularmente brillante. Su inocencia y vulnerabilidad contrastan de forma impactante con la brutalidad del mundo exterior, y Goth logra capturar la esencia de una niña marcada por una tragedia inimaginable. Su presencia es constante y efectiva, representando la razón de ser de la lucha del Ciego.

El guion, sin embargo, presenta algunas inconsistencias con respecto a la primera entrega. Si bien la película explora temas de culpa, redención y la fragilidad de la memoria, a veces recurre a clichés del género y simplifica la complejidad de las motivaciones de los secuestradores. La trama, aunque mantiene la tensión ascendente, carece del ingenio y la sorpresa que hicieron tan memorable “No respires” (2011). Algunos elementos del thriller psicológico se diluyen en una premisa familiar más tradicional, y la resolución final, si bien satisfactoria, no alcanza la ambigüedad inteligente que caracterizó el primer film. Aun así, el ritmo es incesante, manteniendo al espectador en vilo hasta el final.

A pesar de sus fallos, 'No respires 2' es una película que provoca reflexión. Nos obliga a cuestionar nuestra percepción de la normalidad, la violencia y la naturaleza humana. Es una película perturbadora, pero también honesta, que explora los límites de la supervivencia y la fuerza del amor paternal. No es la obra maestra que algunos esperan, pero sí una experiencia cinematográfica que merece la pena ser vista, especialmente para aquellos que aprecien el trabajo de Shyamalan y sus incursiones en lo inquietante. Se trata, en definitiva, de una película que te persigue mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar.

Nota: 7/10