No te preocupes, no llegará lejos a pie (2018)

“No te preocupes, no llegará lejos a pie” (No te preocupes, no llegará lejos a pie) es una película que, lejos de buscar la conmoción fácil, se instala como un ejercicio de introspección brutal y, paradójicamente, lleno de humor negro. Dirigida por Bobby Dean Ruppert, la película se centra en John Callahan, un joven artista que, tras un trágico accidente de tráfico, se enfrenta a la tetraplejia. La premisa en sí misma podría parecer predecible, incluso trillada, pero la forma en que Ruppert la aborda es lo que eleva la película a un plano superior.

La dirección es, sin duda, el elemento más destacable de la película. Ruppert no se limita a documentar el dolor y la frustración de John. Más bien, opta por una estética deliberadamente cruda y desapasionada. Las tomas son directas, sin adornos, y la paleta de colores se mantiene en tonos apagados, reflejando la desidia y la sensación de estar atrapado en un estado permanente de negación. Esta elección visual, un reflejo de la mente de John, es crucial para transmitir la dificultad de su proceso de adaptación. No se trata de una película “bonita” en el sentido tradicional; es una película que te obliga a miras directamente a la realidad, a su lado más sombrío.

La actuación de Matthew Griffin como John Callahan es absolutamente soberbia. Griffin no se conforma con la simple representación de un personaje discapacitado. Explora la complejidad de la mente de John, sus momentos de amargura, su sarcasmo corrosivo y, sorprendentemente, su necesidad de dibujar. Su mirada, a menudo impregnada de cinismo, es la que da vida a un personaje que podría haber resultado plano o caricaturesco. No hay sentimentalismo gratuito; se percibe una lucha constante, una batalla entre la desesperación y la compulsión creativa. El contraste entre su actitud desafiante y la evidente vulnerabilidad subyacente es lo que hace que John sea un personaje tan convincente.

El guion, adaptado del libro de gráficas de John Callahan, logra plasmar la evolución del personaje de una manera honesta y sin tapujos. Se evita la excesiva dramatización y se centra en la experiencia interna de John. La película no trata de justificar su comportamiento, sino de explorarlo, revelando las raíces de su sarcasmo y su necesidad de expresarse a través del arte. El guion equilibra de manera magistral la crudeza con momentos de humor negro, que lejos de aliviar la tensión, sirven para subrayar la absurdidad de la situación y la desesperación de John. La película sugiere que la creación artística es, en parte, una forma de rebelión, una forma de aferrarse a la vida incluso cuando esta le ha arrebatado todo lo que antes tenía.

“No te preocupes, no llegará lejos a pie” es una película incómoda, a veces difícil de ver, pero que también es sorprendentemente conmovedora y, en última instancia, profundamente humana. No es un melodrama, sino una exploración honesta del arte, la discapacidad y la condición humana. Es un trabajo que se queda grabado en la memoria y que te invita a reflexionar sobre la capacidad de encontrar belleza y significado en los lugares más inesperados.

Nota: 8/10