Noche en el museo: El secreto del faraón (2014)

“Noche en el Museo: El secreto del faraón” es, en última instancia, una secuela que intenta equilibrar la nostalgia por la originalidad de la franquicia con una aventura de viaje que, aunque entretenida, carece del encanto arquetípico de sus predecesoras. La película se centra en la desesperada búsqueda de Larry Daley (Ben Stiller) para restaurar la magia de la tabla de Ahkmenrah antes de que se desvanezca por completo, lo que lo lleva a embarcarse en un viaje a Londres en compañía de sus inseparables amigos y un recién llegado, el faraón Ahkmenrah (Ben Kingsley).

La dirección de Chris Miller es competente, logrando mantener un ritmo ágil y las escenas de caos controlado que caracterizan la serie. Hay momentos genuinamente divertidos, especialmente las interacciones entre los personajes, que se ven envueltos en situaciones absurdas y altamente improbables. Sin embargo, la película carece de la audacia y el ingenio que definieron la primera entrega, donde la premisa de los museos que cobran vida se presentaba como una idea revolucionaria. Aquí, la mecánica se siente un poco repetitiva, y la trama, aunque con una premisa interesante, se pierde en un enredo de personajes secundarios y objetivos secundarios que no consiguen conectar con el espectador de manera significativa.

Las actuaciones son una mezcla de buenos y malos. Ben Stiller continúa siendo el corazón de la película, ofreciendo su habitual carisma y humor físico. Ben Kingsley, por su parte, se desenvuelve con naturalidad en el papel del faraón, aportando una presencia imponente y un toque de seriedad a la comedia. Robin Williams, en lo que sería su última actuación en pantalla, ofrece momentos entrañables, aunque su presencia se siente un tanto eclipsada por el resto del elenco. La química entre los personajes es, en general, sólida, pero algunos diálogos son un poco forzados y no logran capturar la esencia del humor más ingenioso de la franquicia.

El guion, sin duda, es el punto más débil de la película. Si bien la idea de viajar a Londres y descubrir secretos del antiguo Egipto tiene potencial, la ejecución es floja y carece de profundidad. El desarrollo de personajes secundarios es superficial, y las motivaciones de algunos personajes no están del todo claras. La trama se siente un poco precipitada, y la resolución final es, en última instancia, algo decepcionante. La incorporación de elementos de la mitología egipcia, aunque visualmente atractiva, a menudo se siente como un añadido gratuito, sin un impacto real en la historia. Se intenta crear un sentido de urgencia y aventura, pero la película no logra transmitir esa emoción de manera convincente.

En definitiva, "Noche en el Museo: El secreto del faraón” es una secuela aceptable, que ofrece momentos de entretenimiento y nostalgia para los fans de la franquicia. Sin embargo, no alcanza la excelencia de la primera película y carece de la frescura y el encanto que la convirtieron en un clásico de verano. Es una aventura divertida, pero olvidable.

Nota: 6/10