Nono el Niño Detective (2012)

“Nono el Niño Detective” es, en su esencia, una pequeña joya cinematográfica, una película que se abre paso entre el ruido del entretenimiento contemporáneo con una honestidad y una sensibilidad que resulta inesperadas. Dirigida por la talentosa Edoardo Fontana, la película no busca ser un thriller convencional, sino una meditación sobre la paternidad, la identidad y la búsqueda de un lugar en el mundo, todo ello envuelto en un enigmático relato de detectives y disfraces.

La película se centra en Nono, un niño de doce años con una necesidad imperiosa de demostrar su valía, un anhelo que surge de su admiración por el fallecido padre, un inspector de policía legendario. Esta ambición se materializa en un viaje en tren con su tío Sjmoel, un encuentro que, de forma aparentemente casual, se convierte en la puerta de entrada a un submundo de estafadores y disfraces liderado por el carismático Felix Glick. La atmósfera que Fontana crea es palpable, una mezcla de nostalgia, humor y misterio que te atrapa desde el principio. La dirección es meticulosa, utilizando la composición y el montaje para generar tensión y una sensación constante de inminente peligro.

Las actuaciones son sobresalientes. El joven Samuel Levinsky, en el papel de Nono, ofrece una interpretación natural y convincente, transmitiendo con maestría la confusión, la frustración y la creciente fascinación del personaje. Pero es el veterano Felix Glick, quien aporta una energía innegable a la pantalla, interpretando a un ladrón encantador y complejo, que se convierte en una especie de mentor para Nono. La dinámica entre ambos es el corazón de la película, generando momentos de humor y de profunda conexión emocional. La interpretación de Yael Bartila como Zohara, la misteriosa mujer central de la trama, es sutil y ambigua, dejando al espectador con preguntas sin respuesta y contribuyendo a la atmósfera de enigma que permea la película.

El guion de Fontana y Giorgio Passarotti es inteligente y bien construido, evitando caer en clichés del género. La trama se desarrolla con un ritmo pausado pero efectivo, permitiendo que los personajes se exploren en profundidad. La película también consigue reflejar, de manera sutil, la cultura judía y la importancia de las tradiciones familiares. El uso de la música francesa, con sus melodías melancólicas y sus letras evocadoras, no es sólo ornamental; es un componente esencial de la narrativa, un símbolo de la aventura y del escapismo que Nono busca. La trama, a pesar de su tono ligero y a veces cómico, explora temas relevantes como el legado familiar, la responsabilidad y la búsqueda de la propia identidad. La película plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza del heroísmo y el valor de los sueños, sin ofrecer respuestas fáciles.

En definitiva, “Nono el Niño Detective” es una película original y conmovedora que trasciende las expectativas del género de aventuras juveniles. Es una joya cinematográfica que merecería una mayor visibilidad.

Nota: 8/10