Normandía al desnudo (2018)

“Normandía al desnudo” es, en su esencia, una película sorprendente y perturbadora que rompe con las convenciones del cine comercial. Dirigida por Bruno Forzani, la película no busca la emoción fácil ni la espectacularidad visual. En su lugar, opta por una exploración visceral de la crisis económica en una región rural francesa, utilizando la desnudez masiva como un catalizador para confrontar la desesperación y la humillación de sus habitantes.

La premisa, inicialmente extraña y casi surrealista, se justifica con una maestría narrativa que permite al espectador, después de un primer impacto de sorpresa, comprender la lógica subyacente. La desesperación económica, palpable en cada rostro y en la atmósfera pesimista del pueblo de Mêle-sur-Sarthe, genera un contexto dramático donde la propuesta del alcalde Georges Balbuzard (interpretado magistralmente por François Cluzet) emerge no como una provocación gratuita, sino como una última y desesperada medida para llamar la atención de las autoridades y, tal vez, conseguir ayudas. Cluzet entrega una actuación intensa y sutil, transmitiendo la angustia del alcalde, su impotencia y su voluntad de hacer lo impensable para intentar salvar su pueblo. No se trata de una interpretación heroica, sino de una de un hombre que se siente responsable y que, a pesar de todo, lucha con dignidad.

La película se beneficia enormemente de la dirección de fotografía de Christophe Marchand. La luz natural, con sus matices grises y azules característicos de Normandía, se convierte en un elemento fundamental para establecer el tono de la película. Los planos largos, la cámara a menudo fija y el ritmo pausado contribuyen a la sensación de inmovilidad y a la construcción de una atmósfera opresiva. La desnudez, lejos de ser un espectáculo titánico, se presenta como un acto de vulnerabilidad extrema, de pérdida de control y, en cierto modo, de resistencia. No es una exhibición, sino una declaración de guerra contra la indiferencia y la marginación. La película plantea, de forma implícita, preguntas sobre la identidad, la dignidad y la relación entre el cuerpo y la sociedad.

El guion, coescrito por Forzani y Marie-France Hubert, es deliberadamente minimalista. No se detiene en explicaciones exhaustivas, dejando que la acción y la interpretación actoral hablen por sí mismas. Este enfoque permite al espectador interpretar la película a su propio ritmo y llegar a sus propias conclusiones. La trama, aunque sencilla, se centra en la humanidad de sus personajes, mostrando sus miedos, sus sueños y sus aspiraciones. El elemento más impactante reside en la manera en que la película refleja la realidad social de una región olvidada, donde la supervivencia se convierte en un desafío constante. La película no ofrece soluciones fáciles; simplemente observa y documenta, sin juzgar ni sermonear. En algunos momentos, el ritmo puede resultar un poco lento para algunos espectadores, pero esto sirve para intensificar la atmósfera de desesperación y reflexión.

Nota: 7/10