Not Another Zombie Movie....About the Living Dead (2014)

“Not Another Zombie Movie… About the Living Dead” es un festín de clichés zombísticos, sí, pero un festín inesperadamente condimentado con inteligencia y una subversión inteligente del género. La película no se preocupa en exceso por reinventar la rueda, sino que se instala en un escenario familiar –un futuro post-apocalíptico, una ciudad asediada por zombis– y lo convierte en un lienzo para explorar temas más amplios: la avaricia, la desesperación y la fragilidad de la moral en circunstancias extremas. La dirección de Jake Olsen es dinámica y mantiene un ritmo frenético, adaptándose bien a la acción que se despliega con un enfoque en la claustrofobia de la situación y el caos inherente a cada encuentro. No se trata de efectos especiales deslumbrantes, sino de una puesta en escena que comunica el peligro constante y la sensación de estar a punto de ser devorado en todo momento.

El reparto es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. El protagonista, interpretado por un siempre convincente Ethan Hayes, encarna la desesperación y la desconfianza con una naturalidad que resulta inmediata. Su relación con Mike, interpretado por Daniel Morales, es el eje central de la narrativa, una mezcla de necesidad, lealtad y sospecha que evoluciona a lo largo de la película. El resto del elenco secundario aporta personajes memorables, desde la embarazada y solitaria Sarah (interpretada por una sorprendente Olivia Chen), hasta el vendedor de armas del que no sabes si es un salvador o una amenaza ambulante, y el hombre con problemas mentales que, en el apocalipsis, resulta ser la voz de la razón (o la locura, dependiendo de cómo lo veas). Incluso el antagonista, Mr. Roberts, es representado con una ambigüedad moral que impide que se convierta en un simple villano caricaturesco.

El guion, coescrito por Olsen y Sarah Miller, se beneficia de un enfoque en la trama y en el desarrollo de los personajes, priorizando las decisiones morales sobre los explosiones y persecuciones. La película se atreve a cuestionar la moralidad en un contexto donde la supervivencia es la máxima prioridad. El uso del “antídoto” como motor de la trama introduce una interesante tensión, no solo por la necesidad de obtenerlo, sino también por las consecuencias que acarrea para aquellos que lo consiguen. La película utiliza el cliché del zombie como metáfora para explorar la corrupción y la búsqueda del poder, haciendo que la amenaza de los muertos vivientes sea, en cierto modo, una representación del peligro que acecha en el corazón de la sociedad. Sin embargo, hay algunos momentos de diálogo que podrían pulirse para una mayor fluidez. A pesar de ello, la película logra mantener un equilibrio entre la acción, el humor negro y la reflexión sobre la condición humana.

Nota: 7.5/10