Novitiate (2017)

“Novitiate” es una película que se ancla en la introspección y la búsqueda de la fe, ofreciendo una experiencia cinematográfica sombría y, en última instancia, inquietante. Dirigida por Robert Eggers, conocido por su meticuloso trabajo en ‘El Faro’ y ‘El Nigromante’, se aleja de la grandilocuencia, apostando por una atmósfera claustrofóbica y una dirección de fotografía impecable que definen un ambiente de ruralidad estadounidense profundo y opresivo.

La historia de Cathleen (Joaquin Murphy), una joven de 17 años con una herencia familiar conflictiva y una madre soltera que la ha criado sin la influencia religiosa, es un viaje de autodescubrimiento forzado por una decisión impulsiva: convertirse en monja. Eggers no nos ofrece una glorificación de la vida monástica, sino una representación cruda y realista de las condiciones de noviciado, donde la disciplina, el aislamiento y la rigidez son la norma. La película es un estudio de la psicología de la fe, explorando la vulnerabilidad de la juventud ante una tradición religiosa profundamente arraigada y, sobre todo, ante el poder y el control que ejerce una institución.

Joaquin Murphy, en su debut actoral, es extraordinariamente convincente como Cathleen. Su actuación transmite la fragilidad, la confusión y la creciente desesperación de una joven que se encuentra brutalmente enfrentada a sus propias creencias y a las expectativas de la comunidad. Lo complementa brillantemente una Anya Taylor-Joy, que aporta una inquietante quietud y una mirada penetrante a la protagonista. La química entre ambas actrices es fundamental para el éxito de la película, ya que el diálogo es minimalista y la mayor parte de la acción se centra en la expresión facial y el lenguaje corporal.

El guion, adaptado de la novela homónima de Sally Rooney, es el verdadero corazón de la película. La narrativa no es lineal y se construye a través de flashbacks que revelan gradualmente la historia de la familia de Cathleen y los motivos que la llevan a buscar consuelo en la religión. Eggers, junto con el guionista Eric Roth, evitan los clichés del género y se centran en el desarrollo psicológico de la protagonista. La película no busca ofrecer respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la fe, el poder de la institución y la responsabilidad individual. La ambientación, meticulosamente recreada con atención al detalle, desde la ropa hasta la arquitectura, sumerge completamente al espectador en la atmósfera de la época y amplifica la sensación de encierro y vulnerabilidad.

“Novitiate” no es un espectáculo visualmente deslumbrante ni una película llena de giros argumentales. Es, en cambio, una obra potente y perturbadora que exige una atención plena del espectador. Su valor reside en su honestidad brutal y en su capacidad para generar una profunda empatía por la protagonista. Se trata de una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos han finalizado, invitando a la reflexión sobre la búsqueda de sentido y la lucha por la autenticidad.

Nota: 8/10