Nuestros maravillosos aliados (1987)

“Nuestros maravillosos aliados” no es una película que simplemente se ve, es una que se siente. La firma inconfundible de Steven Spielberg, a través del sello Amblin, se reconoce inmediatamente en la atmósfera onírica y la sensibilidad melancólica que impregna cada fotograma. La película, a pesar de sus premisas fantásticas, se centra en la conexión humana y la resistencia frente a la amenaza del progreso desmesurado y la especulación inmobiliaria, temas que, paradójicamente, se presentan con una ternura y un optimismo casi infantil.

La dirección de Robert Zemeckis (que también está involucrado en la producción) es magistral. No se limita a mostrar el espectáculo de los pequeños seres extraterrestres, los ‘Platillos’, sino que se sumerge en la vida cotidiana de los residentes del bloque de apartamentos, capturando sus miedos, esperanzas y el inevitable sentimiento de desamparo. El uso del color es exquisito, con tonalidades pastel que refuerzan la atmósfera de ensueño, pero también hay momentos de contraste brutal cuando se representan las acciones despiadadas de los especuladores. Zemeckis maneja el ritmo con notable habilidad, alternando momentos de tensión dramática con escenas cómicas y emotivas que logran un equilibrio perfecto.

El reparto es excepcional. No se trata de estrellas de Hollywood que se presenten como la solución, sino de actores de televisión y cine independiente que ofrecen interpretaciones creíbles y conmovedoras. Los protagonistas, interpretados por actores como Tim Robbins y Meg Ryan, encarnan la vulnerabilidad de los marginados, pero también su valentía y capacidad de encontrar la fuerza interior para defender lo que es importante: su hogar y sus vecinos. La química entre los actores es palpable, y las escenas de interacción con los extraterrestres son particularmente memorables, a menudo combinando la inocencia infantil con un toque de humor sutil.

El guion, co-escrito por Zemeckis y productores, es, en definitiva, lo más destacado de la película. No se basa en clichés de ciencia ficción, sino que utiliza la llegada de los extraterrestres como catalizador para explorar temas universales como la comunidad, la empatía y la importancia de luchar por lo justo. El desarrollo de la trama es inteligente y sinuoso, evitando la simplificación excesiva y manteniendo al espectador enganchado hasta el final. La película, aunque a veces puede parecer un poco pretenciosa en su defensa de la bondad, ofrece un mensaje potente y, en el contexto de la actual sociedad, sorprendentemente relevante.

Sin embargo, hay que reconocer que el final es algo abrupto, casi demasiado feliz, y podría haber sido más sutil. A pesar de esta pequeña debilidad, "Nuestros maravillosos aliados" es una película encantadora, visualmente atractiva y emocionalmente resonante, un testimonio del poder de la amistad y la esperanza. Una película que nos recuerda que, a veces, la ayuda más inesperada puede venir de los lugares más improbables.

Nota: 7.5/10