Nueva vida en Nueva York (2013)

“Nueva vida en Nueva York” se presenta como la conclusión lógica, aunque quizás un tanto deslucida, de la saga iniciada con “Una casa de locos” y continuada con “Las muñecas rusas”. La película, dirigida por Christian Carion, nos devuelve a la familia Montfleury, liderada por Xavier, interpretado magistralmente por Vincent Cassel. Cassel logra, una vez más, encarnar esa mezcla de exasperación, vulnerabilidad y desesperación que ha convertido a este personaje en un arquetipo del hombre moderno frustrado por el caos de la vida. Su actuación es, sin duda, el punto fuerte de la película y ofrece momentos genuinamente conmovedores que trascienden la fórmula del thriller psicológico.

La trama, en esencia, es predecible: una familia atrapada en una situación vertiginosa que los empuja a la huida y a enfrentarse a sus propios demonios internos. El guion, adaptado de la novela francesa de la misma autoria, presenta ideas interesantes sobre el trauma, la culpa y la búsqueda de redención. Sin embargo, la ejecución, a pesar de los esfuerzos, no alcanza la profundidad psicológica que se esperaría de un final de saga. La historia se siente a veces apresurada, con giros argumentales que parecen diseñados más para mantener el interés del espectador que para aportar una contribución significativa a la narrativa. Se pierde, en ocasiones, el sutil equilibrio que caracterizaba las entregas anteriores, inclinándose hacia un melodrama más convencional.

La dirección de Carion se mantiene en una línea similar a la de las películas previas: un estilo visual frenético, con planos cortos y movimientos de cámara rápidos que reflejan la confusión y el pánico de los personajes. La cinematografía, a pesar de no ser particularmente innovadora, cumple su función de crear una atmósfera de tensión constante. La banda sonora, cuidadosamente orquestada por Nils Frahm, complementa a la perfección las imágenes, intensificando la sensación de claustrofobia y desesperación. El uso del sonido, en particular, es sobresaliente, empleando siluetas y zumbidos para aumentar el suspense en momentos clave.

Sin embargo, la película sufre un poco la sombra de sus predecesoras. A pesar de la presencia de Vincent Cassel, del que se esperaba más profundidad, la película carece de la originalidad y la sorpresa que hicieron que "Una casa de locos" y "Las muñecas rusas" fueran tan memorables. El tono, a veces, se acerca demasiado a un thriller de acción, lo que resta fuerza a la exploración de los temas psicológicos. A pesar de que las actuaciones del resto del elenco son sólidas – especialmente la de Diane Kruger como la esposa de Xavier – la película no logra consolidar la saga con el impacto que merecía. Se siente más como una derivación que como una conclusión satisfactoria. La historia, si bien entretenida, no deja una impresión duradera.

Nota: 6/10