Nueve días (2021)

“Nueve días” (Nine Days) de Julian Schnabel es una experiencia cinematográfica densa, perturbadora y, en última instancia, profundamente conmovedora. No se trata de una película que se disfruta de una sentada; exige atención, paciencia y una voluntad de sumergirse en un universo psicológico complejo y sin concesiones. Schnabel, conocido por su obra pictórica, despliega aquí una dirección visualmente sorprendente, utilizando un formato de "estudio de caso" que resulta tanto claustrofóbico como revelador.

La película, centrada en la vida de una actriz que vive aislada en una casa lujosa durante nueve días, observa su proceso de autodescubrimiento mientras se somete a una serie de entrevistas. Estas entrevistas, interpretadas magistralmente por Hope Davis, son mucho más que simples preguntas y respuestas; son visiones de su pasado, fragmentos de sus recuerdos y, esencialmente, su alma expuesta a un observador implacable. Schnabel, con su habitual meticulosidad, construye una atmósfera opresiva a través de la iluminación, el color y el diseño de producción. La casa, con sus paredes blancas, sus muebles antiguos y su luz estática, se convierte en un reflejo de la mente atormentada de la protagonista. Es un espacio que parece existir fuera del tiempo, atrapado entre la realidad y el recuerdo.

La actuación de Hope Davis es el pilar de esta obra. Su interpretación es sutilmente escalofriante, transmitiendo la vulnerabilidad y el dolor latente debajo de una aparente calma. Es capaz de comunicar una avalancha de emociones con la mínima expresión facial, lo que exige que el espectador se concentre intensamente en cada matiz de su actuación. El resto del reparto, incluyendo a Vera Farmiga, contribuye a la atmósfera inquietante sin destacar excesivamente. Sin embargo, la fuerza de la película reside, sobre todo, en la capacidad de Schnabel para explorar temas como la identidad, el arrepentimiento y la búsqueda del significado.

El guion, co-escrito por Schnabel, es de una complejidad considerable. No ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza de la memoria, la responsabilidad personal y el poder del pasado para moldear nuestro presente. La narrativa fragmentada y la estructura de "estudio de caso" pueden resultar desorientadoras al principio, pero con el tiempo se revela como una herramienta poderosa para generar suspense y explorar las profundidades de la psique humana. La película se aferra a la ambigüedad, dejando al espectador con más preguntas que respuestas. Este es, sin duda, el principal atractivo de la película: no busca agradar, sino provocar, cuestionar y, quizás, desafiar nuestra propia percepción de la realidad.

“Nueve días” no es una película para todos los gustos. Es exigente, introspectiva y profundamente sombría. Pero para aquellos que estén dispuestos a invertir el tiempo y la energía necesarios, ofrece una experiencia cinematográfica única e inolvidable. Es una meditación visual y emocional que permanecerá contigo mucho después de que terminen los créditos.

Nota: 8/10