Nunca en horas de clase (1978)

“Nunca en horas de clase” (Never on Class) es una comedia adolescente que se ubica en el corazón de la vibrante Barcelona, ofreciendo una mirada fresca, aunque a veces superficial, a la vida de chicas privilegiadas que se enfrentan a la presión de mantener un estilo de vida de lujo. La película no pretende ser una profunda reflexión social, sino más bien un entretenimiento ligero y divertido, y en ese sentido, cumple su cometido con un cierto éxito.

La dirección de Oriol Paulo es, en general, pulida y estilizada, capturando con maestría el glamour de los entornos costosos y las calles de la ciudad. Se nota una atención meticulosa al detalle en la ambientación, desde el diseño de los vestuarios hasta la banda sonora, que evoca la música pop y las tendencias de la época. Paulo maneja con soltura la comedia situacional, permitiendo que los diálogos, a menudo ingeniosos, propicien momentos de humor. Sin embargo, a veces se siente un poco forzada, apostando por chistes que, aunque divertidos en el momento, no dejan un impacto duradero. Su estilo, que también es característico de su obra, se traduce en un ritmo que puede sentirse un poco irregular, alternando momentos de intensidad con pausas que, si bien son intencionales, ralentizan la narrativa.

El reparto es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Alba Flores, en el papel de Angélica, ofrece una interpretación convincente de una chica ambiciosa y con una visión clara de sus objetivos. Su química con María Pedraza (Susy) es notable, y las dos actrices logran transmitir la dinámica de una amistad compleja, marcada por la competencia y la lealtad. Claudia Portillo, como Yvonne, aporta un contrapunto interesante con su personalidad más reservada y su actitud más sutil. Todas las actrices mantienen un lenguaje corporal y una actitud que refuerzan la atmósfera de sofisticación y desparpajo de la película. La actuación de las tres es, en general, sólida, aunque algunas veces se echa en falta una mayor profundidad emocional, limitándose la narrativa a los dilemas de clase y la búsqueda de poder.

El guion es quizás el aspecto que necesita más trabajo. Si bien la premisa es interesante y las situaciones que se plantean son entretenidas, la historia carece de originalidad y profundidad. Los conflictos se resuelven de forma demasiado sencilla, y los personajes, aunque bien definidos en su comportamiento, no exploran las motivaciones que les impulsan. La trama central, la apuesta entre Angélica y Susy para seducir al director, sirve como detonante para una serie de eventos, pero la película no profundiza en las consecuencias emocionales o psicológicas de esas acciones. En definitiva, el guion es funcional, pero no particularmente memorable. La película juega con el cliché de la "chica guapa" y la ostentación, pero no va más allá de la superficie, ofreciendo un retrato superficial de las aspiraciones y las frustraciones de estas adolescentes.

Nota: 6/10