“Objetivo: BI-KI-NI” es una comedia de espías que, sorprendentemente, logra crear una dinámica entretenida y, en ocasiones, hasta entrañable. Dirigida por Daniel Ruiz y con un ritmo ágil, la película nos sumerge rápidamente en la extraña situación de Acacio Rendueles (interpretado con una naturalidad encantadora por Javier Soto) y Justina Salguero (una Justina impecable, tanto en su carisma como en su capacidad para expresar el miedo y la desesperación, por parte de Marta Sanz). La premisa inicial, la de un hombre que accidentalmente se convierte en portador de un microfilm de alta tecnología tras ingerir una pastilla falsa, parece sacada de un guion desechado de una serie de televisión. Sin embargo, Ruiz no se limita a presentar la idea de forma mecánica; la utiliza como un punto de partida para explorar las relaciones entre los protagonistas y las consecuencias de sus acciones.
La película se beneficia enormemente de las actuaciones sólidas de Soto y Sanz. Ambos actores logran transmitir la evolución de su personaje, desde la aparente despreocupación inicial hasta la conciencia de los peligros que les acechan. La química entre ellos es palpable y contribuye a que el espectador se involucre en su aventura. Soto, en particular, ofrece un trabajo particularmente destacable, manteniendo un equilibrio perfecto entre el humor y la vulnerabilidad. Aunque el reparto secundario no destaca con la misma fuerza, cada uno cumple su cometido, ofreciendo personajes secundarios que aportan un colorido interesante a la trama.
En cuanto al guion, "Objetivo: BI-KI-NI" no busca revolucionar el género de espías. La historia, si bien ingeniosa y llena de giros inesperados, es predecible en algunos momentos. Sin embargo, el guion compensa su falta de originalidad con un tono ligero y divertido que evita que la película se tome demasiado en serio. Los diálogos son ágiles y bien escritos, y las situaciones cómicas son efectivas, aunque a veces recurren a chistes fáciles. El ritmo es constante y, aunque hay algunos momentos de tensión, la película se centra principalmente en el entretenimiento puro y duro. La dirección de Ruiz se distingue por su capacidad para crear ambientes y mantener el suspense, incluso en las escenas más cómicas. La filmación, con encuadres modernos y una paleta de colores vibrante, contribuye a la atmósfera general de la película. Sin embargo, es innegable que el guion podría haber aprovechado más las oportunidades que ofrece la premisa, expandiendo las motivaciones de los personajes y profundizando en los trasfondos de los intereses espioneros.
En definitiva, “Objetivo: BI-KI-NI” es una comedia de espías agradable, entretenida y con un toque de humor negro. No es una obra maestra, pero ofrece un buen rato en el cine y una historia que, a pesar de sus limitaciones, se mueve con soltura. Es una película que, sin duda, atraerá a aquellos que buscan una escapada ligera y divertida.
Nota: 6/10