Objetivo: Londres (2016)

“Objetivo: Londres” es una película de espías que, a pesar de sus ambiciones, se queda en un intento de emular los clásicos thrillers de James Bond, pero sin alcanzar la sofisticación ni la elegancia que los caracterizan. La premisa, una conspiración para derrocar al primer ministro inglés y la amenaza a la paz mundial, es inherentemente atractiva y ofrece un marco adecuado para un espectáculo de acción. Sin embargo, la ejecución es, en gran medida, decepcionante y revela una falta de originalidad en la trama y un desarrollo argumental que no llega a profundizar en sus potenciales intereses.

La dirección, a cargo de un equipo que no ha logrado consolidar un estilo propio, se centra principalmente en el despliegue de escenas de acción espectaculares. Las persecuciones en coche y las secuencias de tiroteos son, sin duda, impresionantes en su ejecución técnica, con coreografías bien pensadas y efectos especiales que cumplen su cometido. No obstante, la sobreexposición a este tipo de escenas, a menudo con una justificación narrativa escasa, diluye el impacto emocional y deja al espectador con la sensación de que se está asistiendo a un despliegue estilístico más que a un desarrollo narrativo significativo.

El reparto ofrece interpretaciones que, en general, cumplen su cometido, pero carecen de la profundidad necesaria para dotar de vida a los personajes. El protagonista, Mike Benning, interpretado por un actor competente, se mueve dentro de los márgenes de un arquetipo del agente secreto: el hombre duro, estoico y con un pasado turbulento. La química entre Benning y Trumbull, su portavoz, es correcta, aunque los diálogos se sienten, en ocasiones, forzados e impersonales. La antagonización no se explora con suficiente detalle, lo que disminuye la tensión y el conflicto. Se entiende que el objetivo sea un villano amenazante, pero la motivación de la conspiración se presenta de forma superficial.

El guion, tal y como mencioné anteriormente, es una de las debilidades principales de la película. Se apoya en convenciones del género sin aportar nada de nuevo. La trama se desarrrolla de manera predecible, con giros argumentales que son fácilmente anticipables y un ritmo desordenado. El desarrollo de los personajes es, en su mayor parte, limitado, lo que dificulta la identificación con ellos y reduce el impacto emocional de los momentos clave. La película se pierde en un exceso de detalles y en el intento de ofrecer demasiada información a la vez, lo que dificulta el seguimiento de la trama y la comprensión de sus implicaciones.

En resumen, “Objetivo: Londres” es un entretenimiento superficial que ofrece un espectáculo de acción sólido pero carece de la sustancia narrativa y la profundidad dramática que lo harían destacar. Aunque visualmente atractiva y con algunas escenas de acción bien ejecutadas, la película se queda en un nivel superficial y no logra cumplir su potencial.

Nota: 6/10