On the Job (2013)

“On the Job” no es un thriller criminal cualquiera; es una incursión visceral y profundamente inquietante en las entrañas de una sociedad filipina corrompida y al borde del abismo. La película, dirigida con maestría por Antoinette Jadaone, logra un equilibrio perfecto entre la tensión criminal y la resonancia emocional, manteniendo al espectador en un estado constante de alerta. Jadaone no se limita a construir un thriller convencional; la película es un estudio de personajes que explora la fragilidad de la moralidad en un contexto de desesperación y necesidad. El uso del montaje, con sus cortes rápidos y el sonido envolvente, intensifica la sensación de claustrofobia y peligro inminente, un elemento clave para el éxito del filme.

Joel Torre ofrece una actuación soberana como el “Tataño”, el líder de la banda de prisioneros asesinos. Su personaje, un hombre consumido por la culpa y la búsqueda de redención, es el epicentro de la historia. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en las interpretaciones de Piolo Pascual y Gerald Anderson, quienes encarnan a los dos agentes de policía. Pascual, en particular, demuestra una notable evolución a lo largo de la trama, pasando de ser un oficial idealista a un hombre atormentado por las implicaciones de sus acciones. Anderson, a pesar del rol más limitado, aporta una vulnerabilidad que contrasta con la dureza del trabajo policial. Pero el verdadero peso dramático, y el mayor mérito del filme, recae en Angel Aquino como el comandante de policía, un hombre marcado por el trauma y la desesperación, quien lucha con su propio pasado y las decisiones que debe tomar. Aquino, como siempre, eleva cada escena en la que participa, entregando una actuación cargada de matices y una sensación de angustia implacable.

El guion, escrito por Jadaone y Raymund Macapagal, es la columna vertebral de la película. No se aferra a clichés del género, sino que profundiza en la complejidad de las situaciones. La trama, aunque inicialmente simple, se complica exponencialmente a medida que se revelan las conexiones entre los personajes y las conspiraciones que se esconden bajo la superficie. La película no ofrece respuestas fáciles; al contrario, nos obliga a cuestionar qué es justo y qué es moral en un mundo donde las líneas se difuminan. La ambientación, realista y cruda, contribuye a crear una atmósfera densa y opresiva. La película no rehuye mostrar la brutalidad de la violencia, pero tampoco la utiliza de manera gratuita, sino que la integra como una consecuencia inevitable de la desesperación y la corrupción. “On the Job” es, en definitiva, una experiencia cinematográfica que nos deja pensando mucho después de que las luces del cine se hayan encendido.

Nota: 8.5/10