“Once I Was Engaged” es una comedia romántica con un corazón, aunque también con un peso considerable sobre sus hombros. La película, dirigida con un estilo visualmente atractivo por Amy Serle, no intenta reinventar la rueda del género, pero logra ofrecer una experiencia disfrutable gracias a una mezcla de situaciones cómicas y un desarrollo emocional que se mantiene sorprendentemente genuino. La película se centra en Bree, interpretada por la siempre carismática Katie Cassidy, una joven que se encuentra en medio de una tormenta familiar cuando su madre, una mujer ambiciosa y obsesionada con la imagen, decide que la boda perfecta es el camino para restaurar su reputación social. Desde el principio, la película establece un tono de presión y ansiedad palpable, que refleja el estrés y la frustración de Bree, y que se transmite de manera efectiva al espectador.
La dirección de Amy Serle es discreta pero efectiva. No se aferra a clichés visuales gratuitos, optando por un estilo narrativo que se centra en el rostro de la protagonista y en las reacciones de los personajes. La banda sonora, con canciones pop de los 90 y 2000, funciona a la perfección, evocando la nostalgia y acentuando el ambiente de la época. Sin embargo, a veces la película se permite ser un poco lenta, particularmente en el desarrollo de algunos personajes secundarios. El ritmo es desigual, con momentos de gran humor y otros de un ligero estancamiento. No obstante, el trabajo de la cinematografía y la atmósfera general son consistentemente buenos.
La actuación de Katie Cassidy es el corazón de la película. Cassidy transmite con creencia la lucha interna de Bree, capturando su anhelo de felicidad y su creciente frustración con las expectativas impuestas por su madre. El contraste entre la imagen que Bree intenta proyectar y la realidad de su interior es especialmente convincente. El resto del elenco secundario, que incluye a Sarah Paulson como la madre de Bree, ofrece interpretaciones sólidas, aunque el papel de la madre se siente a veces un poco caricaturesco, incluso para el género. Paulson aporta un toque de sarcasmo y desesperación que es simultáneamente cómico y conmovedor.
El guion, escrito por Emily Cardon y Michael Judkins, carece de la originalidad necesaria para destacarse por completo. La historia, aunque entretenida y con un cierto potencial para el humor negro, se basa en tropos familiares del género. Se tocan temas como la presión social, las expectativas familiares y la búsqueda de la individualidad, pero sin llegar a ofrecer nuevas perspectivas. Las situaciones cómicas, aunque abundantes, a veces resultan un poco forzadas. Sin embargo, el diálogo es generalmente inteligente y mantiene un tono realista, y el desarrollo de la relación entre Bree y el interés amoroso, interpretado por Zach Castiglione, es genuino y satisfactorio. El guion se apoya en la vulnerabilidad de los personajes, lo que permite al espectador conectar emocionalmente con sus dilemas.
En definitiva, “Once I Was Engaged” es una comedia romántica agradable y con un toque agridulce. No es una obra maestra, pero ofrece una experiencia cinematográfica disfrutable gracias a las actuaciones sólidas, la dirección competente y el desarrollo emocional de sus personajes. Si buscas una película ligera para disfrutar y reírte, esta podría ser una buena opción.
Nota: 7/10