One Life at a Time (2020)

“One Life at a Time” es una película que, a pesar de su ambición, deja un sabor agridulce. Si bien la intención de abordar la problemática de la falta de vivienda y la necesidad urgente de desmitificar los estereotipos que la rodean es encomiable, la ejecución, aunque conmovedora en algunos momentos, no logra alcanzar el impacto dramático que podría haber tenido. La película se centra en West Michigan, ofreciendo un microcosmos de una realidad que, lamentablemente, es inmensamente más amplia y compleja de lo que se representa aquí.

La historia, con Dean Cain y Luke Schroder en el papel principal, se articula en torno a dos líneas narrativas: la vida cotidiana de un grupo de personas sin hogar y la figura de Mel Trotter, un activista social del siglo XIX que luchó incansablemente por la inclusión de los marginados. Este enfoque dual, aunque interesante en teoría, no siempre funciona con soltura. La película a veces se siente dividida, alternando entre los dramas individuales de los personajes sin hogar y las secuencias que recogen la vida de Trotter, lo que diluye la intensidad emocional y crea un ritmo desigual.

Las actuaciones son un punto fuerte. Dean Cain aporta una humanidad genuina a su personaje, transmitiendo la vulnerabilidad y la esperanza de un hombre que busca redención. Luke Schroder, como joven sin hogar, logra capturar la desesperación y la lucha por sobrevivir. Sin embargo, algunos de los actores secundarios no llegan a desplegar todo su potencial, lo que afecta a la credibilidad de algunos de los momentos dramáticos.

El guion es donde reside la principal debilidad de la película. Si bien la exploración de las raíces sociales de la falta de vivienda es pertinente, la narrativa se siente a veces superficial, presentando problemas complejos con una simplicidad que, aunque comprensible para un público general, resta profundidad. La película podría haber profundizado en las complejidades psicológicas y emocionales de los personajes, y en las políticas que perpetúan la falta de vivienda. La figura de Mel Trotter, aunque importante históricamente, se presenta de manera algo rápida, perdiendo oportunidades para mostrar las dificultades y los sacrificios de su labor.

A pesar de sus fallos, “One Life at a Time” ofrece momentos genuinamente conmovedores y plantea preguntas cruciales sobre la empatía, la justicia social y la importancia de dar una segunda oportunidad. La película, en definitiva, es un intento valiente de abordar un tema delicado, pero que podría haber sido más impactante y convincente con una mayor atención al detalle y una narrativa más elaborada. Es un punto de partida importante, pero deja el espectador con la sensación de que aún hay mucho por explorar.

Nota:** 6/10