“Operación Anthropoid” no es solo una película de guerra; es un relato visceral y profundamente humano sobre valentía, sacrificio y la lucha por la libertad en el corazón de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. La película, dirigida con una precisión narrativa y una atmósfera palpable por Jan Antrúst, se distancia de la glorificación excesiva del combate para centrarse en la perspectiva de un pequeño grupo de espías checos que se enfrentan a un enemigo implacable y a circunstancias aterradoras. El resultado es una experiencia cinematográfica que, aunque no siempre espectacular en sus secuencias de acción, posee una fuerza innegable.
La película construye una tensión constante, parte del cual radica en la casi absoluta invisibilidad de la misión de Jan y Josef nella, los dos agentes encartados en la audaz Operación Antropoide. No se trata de explosiones o persecuciones desenfrenadas; la amenaza, representada por la omnipresente y despiadada SS, se siente como una sombra, una imposibilidad ineludible que se cierne sobre cada decisión y cada movimiento. Antrúst logra transmitir esa sensación de impotencia y el peso de la responsabilidad con una maestría que no se encuentra en muchas producciones bélicas. La dirección se caracteriza por un uso sutil del color y la luz, contribuyendo a la sensación de claustrofobia y desesperación.
Las actuaciones son excepcionales. Michael Fassbender, en un papel relativamente modesto, aporta una dignidad y vulnerabilidad a Jan, un hombre atormentado por el pasado y dedicado a una causa que va más allá de sí mismo. Josef Krabala como Josef Nella se destaca por su retrato de un hombre pragmático, un operador implacable que se mueve con una calma inquietante en medio del caos. La química entre ambos actores es el corazón de la película, su relación, forjada en la necesidad y el deber, es lo que realmente da profundidad emocional a la narrativa. Se nota que el equipo ha invertido tiempo en desarrollar los personajes, no simplemente convertirlos en arquetipos de la guerra.
El guion, adaptado de un relato real, es preciso y honesto en su presentación de los eventos. Se evita la propaganda y se centra en las consecuencias humanas de la guerra, mostrándonos la brutalidad de la ocupación y la desesperación de los habitantes de Praga. Si bien el ritmo es pausado, no resulta tedioso, y las escenas de intriga y planificación son complejas y convincentes. Lo que realmente cautiva es la honestidad con la que se retratan las decisiones morales que los protagonistas deben tomar, mostrando que el camino de la resistencia no es un camino de rosas y que a menudo exige sacrificios terribles. La película no busca héroes, sino personajes con defectos, con miedos, luchando por un ideal noble. La investigación histórica, si bien no exhaustiva, se integra de manera fluida y responsable en la trama.
Nota: 7.8/10