Operación Fortune: El gran engaño (2023)

“Operación Fortune: El gran engaño” es una entrega explosiva y, en última instancia, decepcionante dentro del subgénero de acción-espionaje que, últimamente, ha estado ganando popularidad. La película, dirigida por James Hayter, se presenta como una aventura internacional con mucha persecución y efectos especiales llamativos, pero se queda en un nivel superficial, careciendo de la profundidad y el suspense que podría haber aprovechado su premisa intrigante.

Javier Bardem se debate entre la solemnidad que se espera de un agente de inteligencia y el carisma inherentemente divertido de su personaje, Roy Prufus. Su interpretación, aunque competente, se ve estorpada por un guion que no le ofrece mucho más que un papel de "experto" con una excentricidad exagerada. La química entre Bardem y Josh Gad, quien interpreta a un excéntrico informático, es, en ocasiones, entretenida, pero sus diálogos suelen ser torpes y poco naturales. Las actuaciones del resto del elenco, incluyendo a Aubrey Plaza, son meramente funcionales, relegadas a proporcionar alivio cómico circunstancial. Aunque hay momentos de comedia efectiva, la película a menudo lucha por equilibrar sus tonos, alternando entre escenas de acción frenética y momentos cómicos que se sienten forzados.

El director Hayter ha logrado, sin duda, crear secuencias de acción espectaculares. Las persecuciones son elaboradas y coreografiadas de manera impresionante, aprovechando al máximo el entorno urbano y utilizando la tecnología para generar efectos visuales sorprendentes. Sin embargo, esta abundancia de acción a menudo viene a expensas del desarrollo de la trama. La historia se complica rápidamente con múltiples facciones enemistadas, secretos ocultos y giros argumentales que, en última instancia, no tienen un impacto emocional significativo. La complejidad del guion es más una excusa para llenar el metraje que, a su vez, dificulta la conexión del espectador con los personajes.

Uno de los puntos más fuertes de la película es, sin duda, su puesta en escena. Los escenarios son lujosos y la fotografía es impecable, mostrando un glamour internacional que refuerza la idea de un mundo de espías de élite. No obstante, incluso la producción de alta calidad no puede compensar la falta de sustancia en la historia. La película parece depender excesivamente de los efectos especiales para mantener la atención del espectador, sacrificando la narración y el desarrollo del personaje. En definitiva, “Operación Fortune: El gran engaño” es un espectáculo visualmente estimulante pero intelectualmente vacío, una entrega de acción que no llega a ser más que un entretenimiento rápido y sin alma.

Nota: 6/10