Operación: Huracán (2018)

“Operación: Huracán” es, en su esencia, un thriller de acción pulcro y entretenido, aunque carente de la profundidad que podría haberle otorgado su premisa tan ambiciosa. La película, dirigida por Corin Hardy, se beneficia de una estética visual impactante, jugando con la luz y la sombra para intensificar la atmósfera de tensión y peligro que impregna cada escena. El uso de la fotografía, con un énfasis particular en el gris plomizo de la tormenta y el brillo amenazante del dinero, contribuye a crear una sensación constante de claustrofobia, incluso en los espacios abiertos del pueblo afectado.

El guion, escrito por Sean Reineke y Christian Wright, es funcional, evitando recargar la trama con subtramas innecesarias. Se centra en la dinámica entre el equipo de ladrones, liderado por el carismático y pragmático Ray (Jai Courtney), y las dos últimas personas que quedan en la ciudad: la meteoróloga, Sarah (Samantha Marie Russo), que lucha contra sus propios demonios emocionales, y el agente del tesoro, Hank (Garrett Hedlund), un hombre atormentado por su pasado y la responsabilidad de proteger el dinero robado. Si bien el ritmo es generalmente ágil, la película podría haber aprovechado la amenaza de la tormenta para desarrollar más la psicología de los personajes y profundizar en las motivaciones de cada uno. El conflicto interno de Hank, por ejemplo, permanece en un plano superficial, sacrificando el desarrollo de un personaje más complejo.

Las actuaciones son sólidas, aunque no memorables. Jai Courtney, con su habitual presencia imponente, ofrece un Ray frío y calculador que funciona como el motor de la acción. Samantha Marie Russo se enfrenta al desafío de interpretar una mujer marcada por la adversidad, y su interpretación, aunque correcta, carece de la chispa necesaria para que su personaje se haga realmente resonante. Garrett Hedlund, por su parte, entrega un retrato convincente de un hombre en crisis, pero su papel, como suele ocurrir en este tipo de producciones, es relativamente limitado. La química entre los protagonistas no es particularmente explosiva, lo que disminuye el impacto emocional de las escenas más dramáticas.

A pesar de sus defectos, “Operación: Huracán” ofrece un espectáculo visualmente estimulante y una dosis generosa de acción. La película no busca ser un thriller psicológico sofisticado, sino un entretenimiento rápido y visualmente atractivo. La coreografía de las secuencias de acción, particularmente las que involucran el tornado, es espectacular, con efectos especiales bien elaborados que logran transmitir la fuerza destructiva de la naturaleza. Sin embargo, la película se queda a medio camino, ofreciendo un espectáculo emocionante pero carente de la profundidad y la sustancia que podrían haberla elevado a un nivel superior. La amenaza del huracán se convierte, en última instancia, en un mero telón de fondo para la acción.

Nota: 6/10