“Operación: Soldados de juguete” es una película que, sorprendentemente, logra un equilibrio entre el thriller criminal y la comedia negra, aunque no sin algunas inconsistencias. La película, dirigida por Marcos Guatiño, se centra en la audaz, si bien ridícula, estrategia de un hijo de narcotraficante, Luis, para liberar a su padre de prisión. Esta trama, impulsada por una necesidad visceral de recuperar a su progenitor, es la columna vertebral de una historia que, en principio, parece un cliché del género, pero que se beneficia de un guion con momentos de ingenio inesperado y un ritmo que, en su mayoría, mantiene al espectador enganchado.
La dirección de Guatiño es competente, aunque no especialmente innovadora. Maneja bien la tensión en ciertas escenas clave, como el secuestro de los estudiantes, creando un ambiente de incertidumbre que se disipa rápidamente con la llegada del humor. Sin embargo, a veces la película se deja llevar por la comedia, sacrificando la tensión dramática necesaria para darle peso a la situación. La película no busca un análisis profundo del crimen organizado, sino más bien explorar la dinámica familiar distorsionada por la influencia del narcotráfico y la desesperación. Este enfoque, aunque loable, puede resultar un poco superficial para algunos espectadores que buscan una mayor complejidad.
El reparto es, en general, sólido. Daniel Ocampo, como Luis, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo la mezcla de desesperación, ambición y, a veces, incluso un toque de sutil humor negro. Sus actuaciones, junto con las de los estudiantes secuestrados, brindan dinamismo a la trama. El antagonista, interpretado por un actor secundario, es decente, aunque su personaje se queda en una caricatura más que en una exploración del conflicto moral. Sin embargo, la química entre Ocampo y el resto del elenco genera momentos de gran disfrute.
El guion, escrito por Guatiño y Sebastián Mendoza, presenta algunas debilidades. La trama se desvía en ciertos puntos hacia lo absurdo, lo que, aunque divertido en algunos momentos, puede debilitar la credibilidad de la historia. El ritmo es rápido, con diálogos ingeniosos y situaciones cómicas, pero también presenta algunos momentos de exposición innecesaria. No obstante, la estructura narrativa, basada en la planificación metódica del secuestro, se siente como la parte más sólida de la película. La película logra generar cierto interés en la mecánica del plan y la resolución de los problemas que surgen. La película evita las trampas más comunes del género al centrarse en la conexión emocional entre padre e hijo, lo que eleva su interés.
En definitiva, “Operación: Soldados de juguete” es un entretenimiento ligero y entretenido, con una premisa original y un ritmo dinámico. No es una obra maestra del cine, pero sí una película que ofrece una experiencia agradable para quienes buscan una historia con un toque de humor negro y un thriller criminal. La película evita los clichés y se enfoca en la complejidad de las relaciones familiares.
Nota: 6/10