‘Operación U.N.C.L.E.’ se presenta como un espectáculo visualmente vibrante, una carta de amor al cine de espías clásico que, sin embargo, no logra alcanzar la perfección de sus predecesores. La película, dirigida por Guy Ritchie (sí, ese Guy Ritchie de ‘RocknRolla’ y ‘El Rey de los Ladrones’), apuesta por un estilo frenético y colorido que, si bien atrae la atención desde el principio, termina por sentirse superficial y, a veces, incluso desorientador. Ritchie utiliza un montaje rápido, secuencias de acción estilizadas y un uso abundante de efectos especiales, pero estas herramientas se aplican sin un propósito narrativo claro, dejando la experiencia visual más como un despliegue de recursos que como una herramienta para enriquecer la historia.
Las actuaciones son, en general, sólidas, aunque no excepcionales. Henry Cavill como Napoleon Solo proyecta la arrogancia y el carisma necesarios para el papel, aunque su interpretación resulta a veces algo caricaturesca y poco profunda. Josh Gad, en el papel de Theodore Roosevelt Mallick, aporta un contrapunto cómico muy necesario, y su química con Cavill es genuina y divertida. Tom Hollander, en el papel de el ambiguo y manipulador Percy, ofrece una actuación memorable: retrata con maestría la desconfianza y la astucia de un agente del KGB, creando un personaje complejo y fascinante. Sin embargo, el guion, escrito por Michael Ciricelli, Matthew Barry y Guy Ritchie, es donde la película pierde su mayor atractivo. Las tramas secundarias, aunque interesantes en su planteamiento, no están suficientemente integradas en la historia principal, diluyendo el ritmo y creando momentos de confusión. La resolución, en particular, resulta demasiado apresurada y, a veces, ilógica, dejando ciertos cabos sueltos.
A pesar de sus fallos, ‘Operación U.N.C.L.E.’ ofrece momentos de gran entretenimiento. La película sabe evocar el espíritu de las películas de espías de los años 60, con sus gadgets, sus persecuciones y sus situaciones de peligro. La ambientación, que abarca desde París hasta Mónaco, es impecable y contribuye a crear una atmósfera de suspense y exotismo. La película, en definitiva, se erige como una propuesta visualmente atractiva, con un entretenimiento momentáneo, pero carente de la sustancia y el impacto emocional que caracterizaron a sus grandes predecesoras. Es una película agradable de ver, pero que no deja una huella duradera. No es mala, pero tampoco es imprescindible.
Nota: 6/10