“Origin” es una película que, a pesar de su ambición, no logra alcanzar la grandeza que su temática merece. Aunjanue Ellis-Taylor, en el papel de la periodista Sarah, ofrece una actuación conmovedora y fundamental para el éxito emocional de la obra. Ella personifica la determinación y el dolor de una mujer que busca respuestas, luchando contra las sombras de un pasado que se niega a ser olvidado. Su interpretación, honesta y llena de matices, es el corazón de la narrativa y, sin duda, el punto fuerte de la película.
La dirección de Kamala Gee es sólida pero, en ocasiones, se siente algo predecible. La película se mueve con una cadencia pausada, dándole tiempo a la historia para resonar, pero también contribuye a un ritmo que, para algunos espectadores, podría resultar lento. Hay momentos en los que la película podría haber sido más dinámica, aprovechando mejor las tensiones inherentes a la trama y las complejas relaciones interpersonales que se desarrollan. La cinematografía, aunque cuidada, a veces se limita a la estética, sin aportar una profundidad visual que realmente sirva para intensificar la atmósfera.
El guion, escrito principalmente por Hari Selway, es una de las mayores debilidades de “Origin”. Si bien la premisa – la investigación sobre el legado de los sistemas de castas a nivel global – es provocadora y de suma importancia, la ejecución carece de la sutileza y la complejidad que la justificaría. Algunos diálogos se sienten forzados y la trama a veces se ve abrumada por explicaciones excesivas. Se intenta abordar temas importantes como la justicia social y la desigualdad, pero sin llegar a una reflexión profunda, optando por presentar la información de manera didáctica, en lugar de dejar que el espectador llegue a sus propias conclusiones. La película se centra demasiado en la ‘presentación’ de la problemática, olvidando en ocasiones el desarrollo psicológico de los personajes.
Jon Bernthal, como siempre, ofrece una actuación segura y convincente, interpretando un hombre con un pasado turbulento que se encuentra en el centro de la investigación. Niecy Nash-Betts suma una presencia imponente y una carga emocional necesaria para ciertas escenas, aunque su papel, a pesar de ser importante, se siente algo limitado. Emily Yancy aporta un toque de misterio y ambigüedad a su personaje, lo cual es un alivio en la trama a veces densa. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la presencia carismática y el peso emocional de Ellis-Taylor, quien prácticamente sostiene la narrativa.
En definitiva, “Origin” es una película que vale la pena ver por su mensaje importante, pero que, con suerte, podría haber sido mucho más impactante. Ofrece una reflexión sobre el pasado que persigue al presente, pero la falta de innovación en la narrativa y el guion la condenan a ser una película interesante, pero no inolvidable. Nota: 6/10