Orphans (1998)

‘Orphans’ (Hermanos), la última obra de режиссер (director) Andrew Haigh, es una película que se instala bajo la piel y no la abandona. No es una historia fácil de digerir, ni pretende serlo, sino una exploración visceral de la pérdida, el arrepentimiento y la fragilidad de los vínculos familiares. La película, ambientada en la fría y melancólica Glasgow, presenta un microcosmos de dolor donde cuatro hermanos se ven obligados a confrontar sus secretos y traumas durante el funeral de su madre. La tormenta que azota la ciudad, y que culmina con el colapso de la iglesia donde se celebra el velatorio, funciona no solo como un telón de fondo atmosférico, sino como una metáfora poderosa del desmoronamiento emocional que se vive en la trama.

La dirección de Haigh es impecable. Su manejo de la cámara es sutil y evocador, favoreciendo planos cerrados que capturan la intensidad de los rostros de los actores. La película no se basa en diálogos grandilocuentes; la mayor parte de la narrativa reside en las miradas, los gestos y los silencios incómodos que se filtran entre los personajes. La estética visual, fría y oscura, se adapta a la temática, transmitiendo una sensación constante de opresión y desesperación. El uso del sonido, con la lluvia y los crujidos de la iglesia, es especialmente efectivo para crear una atmósfera claustrofóbica que envuelve al espectador. La película se beneficia enormemente de la planificación meticulosa de cada escena, construyendo la tensión de forma pausada pero constante.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares de la película. Paddy Hargrove y Joseph Anderson como los hermanos, Liam y Daniel, ofrecen interpretaciones impresionantes. Su relación, marcada por el resentimiento y la incomunicación, se revela poco a poco a través de intercambios cargados de tensión y emoción. La química entre ellos es palpable y convincente. Asimismo, la actuación de Amy Manson como una mujer misteriosa, Holly, que se cruza en el camino de los hermanos, es perturbadora y cautivadora. Manson irradia una inquietud latente y una vulnerabilidad que la convierten en un personaje complejo y memorable. La actuación de Jack Lowden como el hermano mayor, James, es equilibrada y madura, aportando un contrapunto emocional a la dinámica familiar.

El guion, adaptado de la obra teatral homónima de Bari Weiss, es el punto más controversial de la película. Aunque la adaptación se siente precisa en su esencia, algunos diálogos resultan un tanto artificiosos y poco naturales. Sin embargo, la fuerza de las actuaciones y la atmósfera opresiva de la película compensan con creces estas pequeñas deficiencias. El tema central – el impacto de un secreto familiar que se extiende a través de generaciones y cómo afecta a las relaciones humanas – es tratado con sensibilidad y profundidad. La película plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad, el perdón y la dificultad de romper con el pasado. No se ofrece ninguna solución fácil o juicio moral; simplemente expone las consecuencias de las acciones y las decisiones que han moldeado a los personajes. El final, ambiguo y abierto a la interpretación, es deliberadamente desconcertante, pero también profundamente resonante.

Nota: 8/10