Otra ronda (2020)

“Otra Ronda” (Another Round) de Juri Selesevich es, en su esencia, una película que explora el anhelo por la juventud y la búsqueda de la felicidad a través de mecanismos poco ortodoxos. No es simplemente una comedia, ni un drama, sino una meditación inquietante sobre la nostalgia, el deseo de recuperar lo perdido y las consecuencias de intentar domesticar la vida con fórmulas predefinidas. La historia nos presenta a Frederik, un profesor de literatura que, frustrado por su matrimonio en crisis y el estancamiento de su vida profesional, decide, junto con sus amigos, implementar un experimento social: mantener una tasa constante de alcohol en sangre durante las 24 horas del día. La premisa, aparentemente absurda, se convierte en un catalizador para una serie de reflexiones sobre la percepción de la vida, el impacto de la edad y la presión social para alcanzar el éxito.

La dirección de Juri Selesevich es magistral en su equilibrio entre la comedia y el drama. Se observa un control increíble de la narrativa, sabiendo cuándo usar el humor para aliviar la tensión y cuándo intensificarlo con una mirada melancólica. El ritmo de la película es impecable, construyendo la atmósfera de la experimentación poco a poco, mostrando la lentitud con la que la vida de los personajes se va desmoronando y reconstruyendo, a menudo de forma irreversible. La película se sirve de tomas visuales muy cuidadas que refuerzan el estado de ánimo general, utilizando especialmente la fotografía para transmitir tanto la euforia artificial inducida por el alcohol como la creciente sensación de vacío que subyace a las vidas de los personajes.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Nikolaj Koppel, como Frederik, ofrece una interpretación excepcionalmente convincente. Su evolución, desde la desesperación inicial hasta la aceptación (y el dolor) de las consecuencias de sus actos, es palpable y conmovedora. El resto del elenco – Matias Buffel, Jeppe Badet y Anders Birkin – igualmente sobresalen, aportando matices y profundidad a sus personajes. La química entre ellos es evidente, lo que contribuye a la autenticidad de las interacciones y, en última instancia, a la resonancia emocional de la película. No se trata de exageraciones; cada personaje está bien definido y sus decisiones, aunque discutibles, se entienden a la luz de sus circunstancias.

En cuanto al guion, “Otra Ronda” se destaca por su inteligencia y su capacidad para abordar temas complejos de manera sutil y provocadora. La película no ofrece respuestas fáciles ni juicios moralizantes. Más bien, invita al espectador a cuestionarse sus propias expectativas y a reflexionar sobre la importancia de vivir plenamente, aceptando tanto los momentos buenos como los malos. La película no rehuye la ambigüedad, dejando al espectador con la libertad de interpretar los acontecimientos y sacar sus propias conclusiones. El tratamiento de la relación de Frederik con su hija, especialmente, aporta una dimensión humana y vulnerable a la narrativa, recordándonos que las decisiones que tomamos tienen un impacto en las generaciones futuras. Si bien la premisa puede parecer simplista al principio, el guion se vuelve cada vez más rico y complejo a medida que avanza la película, logrando un efecto considerable.

Nota: 8.5/10