Outlaw Johnny Black (2023)

“Outlaw Johnny Black” es una película que, a primera vista, podría parecer un cliché del western revisionista. Sin embargo, la película de Daniel Scheinert, a pesar de algunas debilidades, ofrece un matiz interesante que va más allá de la simple historia de venganza. La trama, centrada en Johnny Black, un pistolero consumido por el dolor, y su ambición de vengarse del asesinato de su padre, es la base de una narrativa que, en última instancia, explora la moralidad, la corrupción y el precio de la redención, aunque el desarrollo de estos temas es a veces un poco forzado.

La dirección de Scheinert es, en general, sólida. Logra crear una atmósfera palpable de desasosiego y peligro en el pequeño y apacible pueblo de Blackwood, que se ve amenazado por el despiadado Land Baron, Silas Hemlock. Las secuencias de acción son eficientes y, en ocasiones, sorprendentemente visuales, utilizando el entorno minero como un elemento crucial en la composición. La película no se centra en explosiones o tiroteos masivos, sino en duelos individuales y confrontaciones tensas, lo que otorga un mayor impacto a cada escena de lucha. La banda sonora, compuesta por los Dead Spacehorses, es efectiva y contribuye enormemente a la atmósfera de melancolía y fatalidad que impregna la película.

Sin embargo, la película se ve afectada por un guion que, a pesar de sus momentos brillantes, presenta algunas inconsistencias y diálogos que no siempre alcanzan la profundidad que se podría haber esperado. La repentina transformación de Johnny Black en un predicador, aunque visualmente interesante con el uso de maquillaje y vestuario, se siente un poco precipitada y, en algunos momentos, inverosímil. La motivación de algunos personajes secundarios es poco clara, y se recurre a simplificaciones excesivas para avanzar la trama. A pesar de ello, algunos diálogos, especialmente aquellos protagonizados por Johnny Black, están dotados de una fuerza y un cinismo que le dan credibilidad al personaje.

Las actuaciones son, en su mayoría, convincentes. Justin Roiland, que interpreta a Johnny Black, ofrece una interpretación carismática y matizada, logrando transmitir la complejidad de un hombre consumido por la venganza, pero que lucha por mantener su humanidad. Ha sido interesante ver su desempeño más allá del universo animado en el que nos había acostumbrado. El actor consigue transmitir el conflicto interno de su personaje con una intensidad palpable. También merece mención el trabajo del resto del elenco, particularmente el de Jack Davis como Silas Hemlock, un antagonista aterrador y, a su vez, sorprendentemente complejo. Su presencia física y su mirada implacable dominan cada escena en la que aparece, sin necesidad de abundantes diálogos para comunicar su maldad.

En definitiva, “Outlaw Johnny Black” es una película de western revisionista con un trasfondo moral que, aunque no siempre cumple con todas las expectativas, ofrece una experiencia visualmente atractiva y con un buen elenco. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento sólido y con algunas ideas interesantes sobre la naturaleza humana y las consecuencias de la violencia. Es una película que, a pesar de sus defectos, se queda en la memoria por su atmósfera y sus personajes.

Nota: 6.5/10