Oxidan (2018)

“Oxidan” es, ante todo, una película que se siente en la piel. No es una historia fácil de digerir, ni tampoco pretende serlo. Amir Jafari, en el papel de Aslan, ofrece una actuación visceral, un retrato de la desesperación y la obsesión que se siente profundamente. Su Aslan no es un héroe, ni un villano; es un hombre roto por la pérdida, impulsado por un amor que se siente como una urgencia incontrolable. Jafari consigue transmitir esa vulnerabilidad y ese lado oscuro de la desesperación de forma creíble, dejando al espectador incómodo por la intensidad de sus emociones y por la magnitud del sacrificio que está dispuesto a hacer.

La película se mueve con una meticulosa lentitud, construyendo la tensión con una paciencia casi dolorosa. La dirección de Jafar Jafari, quien también es el director, no busca sensacionalismos fáciles, sino una atmósfera de opresión y desconfianza que se va acumulando gradualmente. Cada plano, cada diálogo, están cargados de significado sutil, contribuyendo a la sensación de que algo terrible está a punto de suceder. Se percibe un control preciso en la cámara y en la edición, que se centra en los detalles que contribuyen a la inquietud y al misterio.

La película se beneficia enormemente de las interpretaciones secundarias. Shabnam Moghadami, como Negar, aporta una presencia amenazante y enigmática a la trama. Su Negar no es una mujer fácil de entender, y su ambigüedad es clave para mantener al espectador en vilo. La incorporación de Javad Ezzati y Linda Kiani, aunque aparentemente escurridizos, añade una capa extra de complejidad a la narrativa, introduciendo personajes con motivaciones oscuras y un juego de engaños que dificulta la distinción entre la verdad y la ficción.

Sin embargo, la narrativa presenta algunos inconvenientes. El ritmo pausado, aunque efectivo para generar tensión, podría resultar un poco lento para algunos espectadores. Además, el guion, si bien intrincado y lleno de detalles, a veces se apoya en giros argumentales que, aunque sorprendentes, parecen un tanto forzados. La trama, en general, se centra mucho en la atmósfera y la intriga, relegando, quizás innecesariamente, el desarrollo de los personajes y la exploración de las motivaciones de cada uno de ellos.

En definitiva, “Oxidan” es una película de suspense inteligente y visualmente impactante, que explora los límites de la obsesión y la lealtad. Aunque con algunos problemas de ritmo y desarrollo, es una propuesta interesante que merece la pena ser vista por aquellos que aprecien las películas que no ofrecen respuestas fáciles y que invitan a la reflexión sobre la naturaleza humana.

Nota: 7/10