‘Pacifiction’ de la directora y guionista Céline Sciamma es una película que no se deja consumir fácilmente. No es un thriller de suspense convencional, sino una radiografía social, un estudio de poder y una meditación sobre la memoria, la verdad y la violencia contenida en un microcosmos polinesio. Sciamma nos sumerge en la isla de Tāmesini, en la Polinesia Francesa, un lugar donde la jerarquía social se impone con una quietud amenazante y donde el peso del pasado colonial y la amenaza de la reactivación de pruebas nucleares francés crea una tensión palpable, aunque no siempre evidente.
La película se centra en la figura del Alto Comisario De Roller, interpretado magistralmente por Denis Ménochet, un hombre de apariencia amable pero con una mirada fría y calculadora. Él, y su equipo, intentan mantener el orden y la aparente calma en la isla, pero la llegada de un submarino (una sospecha, más que una certeza) desencadena una ola de rumores y, finalmente, de violencia. Sin embargo, la fuerza de ‘Pacifiction’ reside en su enfoque en la reacción de la comunidad. La película se construye a través de fragmentos de conversaciones, miradas y gestos, construyendo una narrativa paralela que revela las dinámicas de poder y las relaciones entre los personajes. La ausencia de música durante la mayor parte de la película intensifica la sensación de aislamiento y la carga emocional de cada escena.
Las actuaciones son excepcionales, particularmente la de Eva Finero como Teira, una joven que se encuentra en el centro del conflicto. Su mirada transmite una mezcla de vulnerabilidad, fortaleza y un profundo conocimiento del pasado de la isla. El resto del elenco, incluyendo a Pio Marchenault y Karati Karati, aportan una autenticidad que se siente visceral. Sciamma logra evocar una atmósfera críptica que no depende de la acción explosiva, sino de la sutileza en la observación y la construcción de personajes.
El guion, de Sciamma y la dramaturga Anne-Sophie Auprouze, es el corazón de la película. Evita la simplificación y explora las complejidades del conflicto desde múltiples perspectivas. La película no juzga ni ofrece respuestas fáciles. En cambio, invita al espectador a cuestionarse sobre la naturaleza de la verdad, la responsabilidad histórica y el impacto duradero del colonialismo. La construcción gradual de la narrativa, a pesar de su lentitud, se siente orgánica y profundamente respetuosa con la cultura y las tradiciones de Tahití. La dirección de arte y la fotografía de Claire Mathon son impecables, creando imágenes poéticas y evocadoras que definen la belleza y la soledad del lugar.
‘Pacifiction’ no es una película para todos los gustos. Su ritmo pausado y su enfoque en la sutileza pueden resultar frustrantes para aquellos que buscan una historia con un desarrollo lineal. Sin embargo, para quienes estén dispuestos a sumergirse en su atmósfera y a dejarse llevar por sus silencios, es una experiencia cinematográfica verdaderamente transformadora y una obra maestra del cine contemporáneo.
Nota: 8/10