Pactar con el diablo (1997)

“Pactar con el Diablo” no es una película que te sorprenda con efectos especiales o un desarrollo argumental radicalmente innovador. Se trata, en cambio, de una pieza de suspense psicológico meticulosamente construida que se instala en tu mente y te aferra hasta sus últimas secuencias. La dirección de Martin Scorsese, lejos de adornos llamativos, apuesta por la atmósfera y el ritmo, creando una sensación de inquietud constante que se alimenta de la brillantez de la cinematografía de Rodrigo Prieto. La paleta de colores, a menudo apagada y melancólica, refuerza la sensación de desolación, mientras que los planos cerrados y la meticulosa composición visual contribuyen a generar un desconcierto y un creciente temor en el espectador.

Keanu Reeves, a menudo relegado a roles de superhéroe o acción, ofrece aquí una actuación sorprendentemente sutil y poderosa. Lomax no es un héroe tradicional; es un hombre inseguro, ambicioso y con un pasado que lo atormenta. Reeves transmite con maestría la evolución del personaje, desde su arrogancia inicial hasta su gradual desmoronamiento ante la amenaza que se avecina. Charlize Theron, por su parte, aporta una presencia imponente y una fragilidad inquietante a Mary Ann, la esposa de Lomax. Su relación, inicialmente basada en el amor y el éxito, se ve desgarrada por la creciente paranoia y el miedo.

La fuerza de la película reside, sin duda, en el guion de Sam Esmail, quien ha demostrado su talento en obras como “Mr. Robot”. La historia, aunque no es original en su concepto central – un pacto con el diablo – se ejecuta con una inteligencia y un detalle impresionante. El desarrollo de la trama se construye gradualmente, sembrando dudas y sospechas en cada paso. La película no revela todos sus secretos de inmediato, sino que los desvela con una lentitud deliberada que aumenta la tensión. La exploración de temas como la ambición, la moralidad, la redención y la naturaleza del mal es ambiciosa y, a menudo, perturbadora. La película no juzga a sus personajes; simplemente les presenta las consecuencias de sus elecciones, mostrando cómo la búsqueda del éxito y el poder puede conducir a la perdición.

Sin embargo, la película no está exenta de debilidades. Algunas secuencias, especialmente aquellas que involucran elementos sobrenaturales, pueden resultar un poco forzadas y estilizadas, alejándose un poco del realismo psicológico que caracteriza el resto de la historia. Además, el final, aunque satisfactorio en cierto sentido, puede resultar un poco abrupto y quizás incluso un poco denso para algunos espectadores. No obstante, estas pequeñas imperfecciones no empañan en absoluto el impacto general de la película, que se erige como una de las más inquietantes y reflexivas del género thriller en los últimos tiempos.

Nota: 8/10