Página en blanco (1960)

“Página en blanco” (Blank Page), estrenada en 1958, es mucho más que una simple comedia romántica victoriana. Dirigida con el elegante toque de George Cukor, la película es un estudio sutil y, a la vez, agudo de la decadencia, la hipocresía y las trampas de la alta sociedad inglesa. Cukor logra un equilibrio perfecto entre el humor ligero y la melancolía subyacente que define la situación de la pareja protagonista. La película se beneficia de un ritmo pausado, una característica que, si bien puede parecer lenta para el espectador moderno, es crucial para la construcción del universo particular que Cukor nos presenta.

Cary Grant, en su apogeo, ofrece una interpretación encantadora y cautivadora como Victor, un hombre elegante y ligeramente deshilachado por la vida, que intenta desesperadamente mantener la fachada de un aristócrata impecable. Su torpeza en el trato con las nuevas “riquezas” y la genuina preocupación por su esposa, Hillary, son convincentes y generan una conexión con el público. Pero es Deborah Kerr quien realmente se lleva el espectáculo. Su Hillary es un personaje complejo, atrapado entre el deber familiar, las expectativas sociales y un creciente descontento con la vida que ha construido. La fragilidad que trasciende la belleza superficial es palpable y la interpretación de Kerr es, sin duda, la más memorable de la película.

La inclusión de personajes como Charles Delacro, interpretado por Robert Mitchum, aporta una dimensión inesperada y algo turbia a la historia. Su interés por Hillary no se limita a la simple atracción superficial; se percibe una necesidad de redención, una búsqueda de sentido en su éxito material. La llegada de Hattie Durant, encarnada por Jean Simmons, introduce una nueva variable, un triángulo amoroso que complica aún más las tensiones entre los personajes y que sirve como catalizador para revelar las verdaderas intenciones de cada uno. El guion, adaptado de la obra teatral de Emlyn Williams, es inteligente y evita caer en clichés. Los diálogos son afilados, y la trama se desarrolla con un interés constante, revelando gradualmente las motivaciones ocultas de cada personaje. La película no se adscribe a una única interpretación moral, ofreciendo a menudo múltiples perspectivas sobre las acciones de los personajes.

Sin embargo, la película no es perfecta. El ritmo pausado, mencionado anteriormente, puede resultar un obstáculo para algunos espectadores. Además, la trama, aunque intrigante, se apoya en ciertos estereotipos sobre la alta sociedad inglesa. A pesar de estos pequeños defectos, "Página en blanco" es una joya cinematográfica que merece ser vista y valorada. Es una obra que invita a la reflexión sobre la naturaleza del amor, la ambición, la moral y el precio de la desesperación. Cukor logra, en última instancia, una película que es tanto divertida como conmovedora, con una belleza visual innegable y actuaciones memorables. Es una película que perdura, no solo por su estética, sino por la complejidad de sus personajes y la perspicacia de su guion.

Nota: 7/10