Pal Joey (1957)

“Pal Joey” (1957), dirigida con la frialdad elegante de Robert Aldrich, no es solo una comedia de enredos con un toque de drama; es un estudio psicológico complejo y, a menudo, desconcertante sobre la naturaleza de la ambición, la infidelidad y la búsqueda del placer. La película, adaptada del exitoso musical de Broadway, se distingue por su atmósfera opresiva y su enfoque en la personalidad del protagonista, Joey (Frank Sinatra), un hombre cuyo atractivo exterior oculta una profunda insatisfacción y una moral ambigua.

Sinatra, en un papel que realmente lo define, ofrece una actuación magistral. Su Joey es un personaje hipnótico, capaz de encantar a cualquiera con una sonrisa, pero cuya mirada refleja una soledad subyacente y una constante búsqueda de aprobación. Aldrich no idealiza a Joey, sino que lo presenta como un ser profundamente imperfecto, al borde del abismo moral, y Sinatra lo interpreta con una vulnerabilidad que contrasta con la dureza de su personaje. La química entre Sinatra y Rita Hayworth, como Vera Simpson, es palpable, aunque a menudo tensa, reflejando la complicidad y la desconfianza que les une. Hayworth aporta una elegancia sofisticada y una melancolía inherente a Vera, una mujer atrapada en su propio mundo de riqueza y decepciones.

La llegada de Linda English (Kim Novak) introduce una capa de incertidumbre y deseo frustrado. Linda representa la inocencia y la posibilidad de una vida “normal” para Joey, un anhelo que se ve constantemente socavado por su propia naturaleza. La tensión sexual entre Joey y Linda es sutil pero poderosa, exacerbada por la presencia constante de Vera, que se convierte en un ente observador, a la vez envidiosa y comprensivo. La dirección de Aldrich se enfoca en los detalles: las miradas robadas, las conversaciones cargadas de significado, los gestos que revelan las emociones ocultas. El uso del color es deliberado y simbólico, con la paleta de tonos rojizos y dorados creando una atmósfera de pasión y decadencia.

El guion, adaptado de la obra teatral de trabas de Brooks Atnip, se destaca por su ambigüedad. No ofrece respuestas fáciles y deja al espectador con la sensación de que la moral de la historia es subjetiva. La película no juzga a Joey; simplemente lo presenta y permite que el espectador decida si sus acciones son justificables o no. La ambigüedad moral es un punto fuerte, permitiendo una reflexión más profunda sobre la naturaleza humana. Aldrich, en conjunto con el guionista, explora la idea de la auto-ilusión como herramienta de supervivencia y la incapacidad de escapar de la propia naturaleza. La película no es solo un entretenimiento ligero; es un experimento psicológico y un retrato mordaz de la búsqueda de la felicidad.

La banda sonora, aunque no es el foco principal, contribuye a la atmósfera general de la película, utilizando melodías elegantes y melancólicas que subrayan las emociones de los personajes. La cinematografía, con sus planos largos y su atención al detalle, es impecable, creando una imagen visualmente rica y evocadora.

Nota: 8/10