Pandabeer in Afrika (2024)

“Pandabeer in Afrika” no es, ni mucho menos, una película que redefine el género de la aventura. Sin embargo, logra lo más importante: entretener de una forma honesta y, en cierto modo, refrescante. El filme se presenta como una comedia de acción con un componente emocional subyacente, una mezcla que, aunque no siempre encaja a la perfección, consigue conectar con el espectador gracias a su espíritu despreocupado y sus personajes. La trama, centrada en el viaje de Yootha Wong-Loi-Sing como Mei, una panda con un corazón gigante y una determinación inquebrantable, en busca de su amigo Jielong, un dragón cautivo en África, podría parecer sencilla, pero está teñida de una cierta ingenuidad que le otorga un aire de cuento de hadas contemporáneo.

Visualmente, la película es un espectáculo. La dirección de fotografía es impecable, capturando la vastedad y la belleza salvaje de África de una manera que invita a la inmersión. Las locaciones son espectaculares, con paisajes que van desde las imponentes montañas hasta los desiertos áridos y las exuberantes selvas. Sin embargo, la estética se beneficia de una producción cinematográfica generosa, lo que permite que los escenarios no se sientan excesivamente artificiales, un factor que, a veces, puede ser una barrera para la credibilidad de la historia. La banda sonora, con ritmos africanos y melodías pegadizas, complementa la atmósfera de aventura y promueve la sensación de estar explorando un territorio desconocido.

La actuación de Yootha Wong-Loi-Sing es, sin duda, el punto fuerte de la película. Su interpretación de Mei es convincente, transmitiendo con naturalidad la valentía, la ingenuidad y la lealtad del personaje. Sus diálogos, a menudo cómicos, son fluidos y efectivos. Las acompañan Georgina Verbaan y Candice Modiselle, que aportan al reparto un dinamismo y un carisma añadidos. Sthandile Nkosi, aunque con un papel reducido, deja una huella memorable gracias a su presencia y a su interpretación de un personaje secundario con personalidad. El reparto, en su conjunto, logra mantener el nivel de entretenimiento a lo largo de la película. La dinámica entre los personajes, especialmente entre Mei y sus compañeros de viaje, es lo que realmente enriquece la experiencia.

En cuanto al guion, aunque la trama principal es directa, el filme incorpora momentos de humor y de reflexión sobre la amistad, la libertad y la búsqueda de uno mismo. No obstante, el ritmo a veces se siente desigual, con momentos de acción frenética intercalados con escenas más pausadas. En ocasiones, la comedia resulta forzada, pero la película siempre encuentra la manera de devolver el equilibrio. La película se beneficia de la ausencia de pretensiones narrativas, abrazando una historia sencilla pero llena de corazón. Si bien no es una obra maestra cinematográfica, “Pandabeer in Afrika” ofrece un escape agradable y una dosis de optimismo.

Nota: 6/10