Panther (1995)

“Panther” es una película que no busca ser un relato hollywoodiense de heroísmo y justicia. En cambio, ofrece una radiante y visceral mirada al surgimiento de los “Panteras Negras”, un grupo de defensa personal nacido en el caldo de cultivo de la frustración y el descontento de la comunidad afroamericana en la década de 1960. La película, dirigida por Joe Byrd, no se centra en glorificar la violencia, sino en desentrañar las complejas raíces socioeconómicas y políticas que la llevaron a su formación, convirtiéndose en una pieza crucial del panorama del movimiento por los derechos civiles.

La narrativa se centra en Roderick Jackson, interpretado con una intensidad palpablemente convincente por LaKeith Stanfield. Vemos el desarrollo de su personaje, desde un joven idealista, profundamente afectado por la brutalidad policial, hasta un líder pragmático y, en ocasiones, conflictivo, obligado a tomar decisiones difíciles en un mundo donde la justicia es una promesa incumplida. Stanfield logra transmitir la carga emocional de su personaje, la agonía de un hombre que ve su comunidad desmoronarse y que, frente a la impotencia, decide tomar el control de su destino. El resto del elenco, incluyendo a Terrence Howard como el carismático pero problemático Larry Waters, ofrecen interpretaciones sólidas que refuerzan la credibilidad de la película.

Lo más destacado de “Panther” es, sin duda, la dirección. Byrd consigue recrear la atmósfera de tensión y desesperación de la época con una meticulosa atención al detalle. La cinematografía, oscura y en ocasiones sombría, refleja la realidad de una comunidad marginada y asediada. Las escenas de confrontación entre la policía y los miembros de los Panteras Negras son impactantes y crudas, mostrando la violencia como una consecuencia directa de la discriminación y la impunidad. La película no idealiza el movimiento; se muestra abiertamente su ambigüedad moral, incluyendo la cuestión del uso de la violencia como herramienta de resistencia. Incluso la estrategia del FBI de introducir drogas en la organización para desmantelar la agrupación es presentada con un realismo perturbador.

El guion, adaptado del libro de Bobby G. Wright, no rehúye la complejidad de la historia. Se adentra en las dinámicas internas de los Panteras Negras, mostrando sus divisiones y sus luchas por el poder. La película evita simplismos y reconoce que la violencia, aunque un mal inevitable en ciertas circunstancias, es un camino peligroso. Se presta especial atención a la representación de la cultura negra de la época, incluyendo la música, el arte y la espiritualidad, elementos que contribuyen a construir una narrativa rica y multifacética. Aunque a veces el ritmo podría haber sido más fluido, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su temática relevante y a su puesta en escena comprometida.

“Panther” no es un placer fácil de ver, pero es una película fundamental para comprender un momento crucial de la historia estadounidense. Es un recordatorio doloroso de la persistencia de la desigualdad racial y de la necesidad de luchar por la justicia. Una obra que merece ser vista y debatida.

Nota: 8/10