Papercop (2018)

“Papercop” no es un thriller convencional; no busca el espectáculo bombástico ni los giros argumentales predecibles. En cambio, se instala como una atmósfera palpable, un susurro inquietante en la metrópoli de Nueva York, y gracias en gran parte a la dirección de Jason Selvig, logra generar una tensión constante que se siente visceral. Selvig, que además coescribe el guion, opta por la sutileza, dejando que la historia se construya lentamente a través de la mirada de Neil, un oficial de tráfico abrumado por un pasado que lo corroe. Esta elección, que podría haber derivado en un melodrama empalagoso, se salva por una dirección que se centra en los detalles: el rostro de Santino Fontana, la iluminación sombría, la banda sonora minimalista pero efectiva. Se trata de una película que invita a la reflexión, más que a la acción.

La actuación de Fontana es, sin duda, el corazón de la película. Neil no es un héroe en el sentido tradicional. Es un hombre roto, retraído, incapaz de asertirse. Fontana logra transmitir esa fragilidad con una delicadeza sorprendente. Sus gestos, su mirada, incluso su voz, revelan una profunda vulnerabilidad. Stephanie Kurtzuba ofrece un contrapunto interesante como una mujer enigmática que se ve envuelta en la investigación, aportando un aire de misterio y complicidad. Rizwan Manji también brilla con su papel como compañero de Neil, ofreciendo un alivio cómico momentáneo pero que, al mismo tiempo, revela las limitaciones emocionales del protagonista.

El guion, aunque no repleto de diálogos brillantes, se beneficia de la construcción del personaje y de la atmósfera opresiva que se crea. La trama, centrada en la corrupción policial y la lucha por la justicia, se siente orgánica y creíble. No hay revelaciones impactantes, sino un lento desvelamiento de una red de poder y manipulación. La película no se enfoca en la acción, sino en las consecuencias de la injusticia y en el impacto que tiene en la vida de los individuos involucrados. La idea de que la corrupción pueda encontrarse incluso en las tareas más mundanas, en la aplicación del reglamento de tráfico, es lo que le da a "Papercop" una perspectiva única y perturbadora.

Si bien la película evita los clichés del género y se adhiere a un ritmo deliberadamente pausado, este enfoque también puede considerarse una debilidad. Algunos espectadores podrían sentirse frustrados por la falta de acción y por la lentitud con la que avanza la trama. Sin embargo, aquellos que estén dispuestos a dejarse llevar por la atmósfera y a conectar con la historia de Neil, encontrarán una experiencia cinematográfica gratificante y, sobre todo, inquietante. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 7/10