“Paranormal Activity 4” no es la joya de la corona de la saga, ni mucho menos. Cinco años después del traumático secuestro de Hunter, la franquicia de terror regresó con una premisa que, en teoría, podría haber sido refrescantemente diferente, pero en la práctica, ofrece una experiencia que se siente más como una reiteración de los mismos elementos que la han caracterizado, con pocas mejoras sustanciales. La película no intenta romper con el formato de “found footage”, optando por una estructura similar a la de las entregas anteriores, lo que, a pesar de no ser intrínsecamente malo, resulta repetitivo y genera cierta fatiga en el espectador.
La dirección de Henry Braner es funcional, enfocada en mantener la tensión y el elemento de suspense, pero carece de una identidad propia. Los movimientos de cámara, la iluminación y la edición se mantienen dentro de los estándares de la serie, no introduciendo ningún giro innovador ni buscando una estética particular. El uso de la cámara subjetiva, que es la columna vertebral de la saga, se siente algo forzado en algunos momentos, buscando la invasión del espectador de manera poco natural y, en ocasiones, innecesaria. Braner, en cambio, se centra en el horror psicológico más que en los sustos repentinos, lo cual, aunque es un cambio de enfoque interesante, se ve obstaculizado por un guion que no logra elevar la calidad de la narración.
El guion, a cargo de Andy Birov y Evan Bernsten, es el principal problema de la película. La historia, centrada en la familia Parker que se muda a un nuevo barrio y experimenta sucesos paranormales, no es particularmente original y se construye sobre bases preexistentes de la serie. Las explicaciones para los fenómenos paranormales son escasas y poco convincentes, y la trama se resuelve de una manera predecible. Aunque la dinámica familiar y la creciente paranoia son abordadas con cierta profundidad, el guion carece de un ritmo convincente y de personajes con los que conectar verdaderamente. Los diálogos son funcionales pero carecen de impacto emocional y contribuyen a la sensación de artificialidad. El desarrollo de los personajes, en especial de Alex, la madre de la familia, se siente apresurado y superficial.
Las actuaciones son correctas, pero no excepcionales. Shannon Perry como Katie muestra una notable evolución en su personaje, retratando un deterioro psicológico gradual que es uno de los puntos fuertes de la película. Andrew Dabdaby como Alex ofrece una interpretación decente, aunque su personaje carece de complejidad. El resto del elenco cumple su función sin destacar. El papel de Hunter, interpretado en este caso por Ryan Firago, se siente algo diluido en comparación con las entregas anteriores, y su presencia no tiene el mismo impacto emocional.
En definitiva, "Paranormal Activity 4" es una película de terror competente, pero sin personalidad. Ofrece momentos de tensión y suspense, pero carece de la originalidad y la fuerza emocional que hicieron que las primeras entregas de la saga fueran tan memorables. Se siente como un ejercicio de fórmula, que rehace los mismos trucos con la esperanza de provocar el mismo impacto, aunque sin lograrlo plenamente. Es un entretenimiento ocasional, pero no es una contribución significativa al género.
Nota: 5/10