Pariah (2011)

“Pariah” no es simplemente una película sobre una adolescente descubriendo su sexualidad; es un retrato visceral y conmovedor de la singularidad, la lucha por la aceptación y la búsqueda de identidad en un entorno social profundamente conservador. Sophie Holland, la directora, logra un equilibrio delicado entre la comedia, la tristeza y la tensión, creando una experiencia cinematográfica que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

La película se centra en Alike, interpretada con una autenticidad y vulnerabilidad palpables por Adeeba Ravat. Ravat consigue transmitir la complejidad de Alike: su rebeldía, su miedo a la desaprobación y su anhelo de conexión. Alike no es una heroína típica; es una adolescente común con sueños, inseguridades y un deseo ferviente de ser vista y aceptada por quienes la rodean. Su relación con Leo (Dominique Fishback) es particularmente brillante. No se trata de una atracción física instantánea, sino de una profunda resonancia y comprensión mutua, una conexión que se construye lentamente y se expresa a través de miradas, silencios y momentos compartidos. La química entre ambas actrices es innegable y fundamental para el desarrollo emocional de la película.

El guion, adaptado del relato corto de Chanel Miller, es inteligente y preciso. La película no juzga a sus personajes; en cambio, los presenta con sus virtudes y defectos, mostrando las complejidades de las relaciones familiares y las presiones sociales. La atmósfera del Bronx en la que se desarrolla la historia es muy real y se siente: la música, el lenguaje, las calles, todo contribuye a crear un ambiente que es a la vez familiar y profundamente alienante para Alike. Las escenas de la familia de Alike son especialmente destacables; la dinámica entre Alike y su madre, una mujer religiosa y conservadora, es tensa y a veces dolorosa, pero también muestra un amor profundo y un deseo de proteger a su hija, aunque este último se manifieste de maneras conflictivas.

Sophie Holland no se limita a contar una historia; construye un mundo. La dirección es impecable, utilizando la cámara de forma sutil pero efectiva para capturar la esencia de los personajes y la atmósfera de la película. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, complementa perfectamente las emociones de la historia. “Pariah” es una película que celebra la diversidad y la individualidad, y que nos recuerda que la búsqueda de la identidad es un viaje que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Es una película que invita a la reflexión y que nos toca el corazón. No es fácil de ver, pero su honestidad y profundidad la convierten en una obra cinematográfica de gran valía.

Nota: 8/10