“Parking 2” (Parking 2) no es una película para olvidarla fácilmente, ni para recomendar a la ligera. La película, que regresa con la ambición de su predecesora de 2007, logra construir una atmósfera de tensión palpable, aunque termina siendo una experiencia más difusa y menos efectiva que su hermana original. El director, Steven Soderbergh, demuestra nuevamente su dominio del cine bajo presión, utilizando el formato de video doméstico para generar una sensación de inmediatez y fragilidad que, en principio, es sumamente prometedora.
La película se centra en Angela (Rachel Nichols), una mujer que se encuentra en una situación cada vez más precaria tras una inesperada y perturbadora noche. Nichols ofrece una actuación convincente, transmitiendo la creciente desesperación y vulnerabilidad de su personaje de forma natural. Su interpretación es sutil y potente, y es una de las mayores fortalezas de la película. Wes Bentley, como el guarda de aparcamiento Thomas, contribuye con una presencia inquietante y un comportamiento ambiguo, aunque su personaje no recibe el desarrollo que merecía. La dinámica entre Angela y Thomas es interesante, pero la película no profundiza lo suficiente en la posible conexión entre ellos, dejando ese aspecto con una sensación de incompletitud.
La dirección de Soderbergh es, como siempre, impecable. El uso del formato de video doméstico, con su baja calidad de imagen y sonido, crea una sensación de realismo inquietante, como si estuviéramos presenciando un evento traumático que se grababa sin querer. Esta elección estilística funciona excepcionalmente bien para crear una atmósfera de paranoia y desconfianza. Sin embargo, la película cae en algunos clichés del género de terror psicológico, como la trama de la cena de Nochebuena y la figura del "secuestrador" que recurre a métodos perturbadores pero sin una justificación que las haga realmente memorables. El guion, adaptado de un guion de Douglas Beverly, se apoya demasiado en la sugerencia y la ambigüedad, a veces hasta el punto de la confusión. Si bien esta estrategia puede ser efectiva para generar tensión, también puede resultar frustrante para el espectador que anhela respuestas claras.
A pesar de sus fallas, “Parking 2” mantiene un cierto nivel de tensión a lo largo de su duración. La película se centra en la claustrofobia y la amenaza invisible, y utiliza los espacios reducidos del aparcamiento y la casa de Angela para amplificar el terror. El horror no es explícito, pero se siente en el aire, en el silencio, en las miradas. Soderbergh logra, en última instancia, crear una experiencia perturbadora, aunque no necesariamente brillante. Es una película que te deja con preguntas sin responder y una sensación de incomodidad persistente. No es una obra maestra, pero si eres fan de Soderbergh y del género de terror psicológico, vale la pena echarle un vistazo.
Nota:** 6/10